Tuve ayer la intención de desconectar el temporizador que regula el toque de las campanas para las misas, dado que el culto se celebra hasta que Dios quiera a puerta cerrada, pero al final no lo hice, pues pensé varias cosas:
1º.- Que su sonido siempre es un recordatorio de las "cosas de Dios", de nuestras obligaciones para con él, y no esta mal que nos "recuerden" a Dios especialmente ahora.
2º .- Que en estos días su sonido, habitual en nuestros pueblos y ciudades, puede contribuir a mantener la esperanza y cierta "normalidad" en medio del silencio urbano en el que vivimos sumergidos.
Por eso me ha alegrado que la Conferencia Episcopal Española, haya invitado a que suenen las campanas en las iglesias a las 12 del mediodía, para que todos nos unamos en la oración del Ángelus, invocando la protección de nuestra Señora por el cese de las presentes circunstancias y el bienestar de toda la población.
En nuestra parroquia esta medida no es "extraordinaria", pues como todos sabéis cada día suenan las campanas para el ángelus a las 12, y no solo eso, se reza "presencialmente" por parte de los que en ese momento están en la iglesia haciendo su turno de "Puertas Abiertas".
Este mediodía sonarán como siempre a su hora, invitando al Ángelus; unámonos en la oración a la Virgen, recordando el misterio de la Encarnación. También tañeran a las horas de siempre, para que recuerden a quien las oiga que un sacerdote celebra la Santa Misa que, con gente o sin gente, sigue siendo el Sacrificio de Cristo nuestro Señor que se ofrece al Padre Dios, y al que nos unimos con él en adoración, acción de gracias, reparación y petición.
A todos os tengo muy presentes estos dias, pidiendo a Dios Trino y uno, por la intercesión de la Stma. Virgen, a la que invoco especialmente como "Desatanudos", de San Judas Tadeo, San Gregorio y la Beata Matilde, que llegue pronto la hora de la "normalidad" que tanto deseamos.
Una lección que sin duda vamos a aprender es a valorar las cosas sencillas y ordinarias de la vida, que nos parecen tan "corrientes", pero que ahora nos damos cuenta son una gracia tan grande de Dios.
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