martes, 10 de marzo de 2020

MANOS UNIDAS-CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE

El ayuno, junto con la oración y la caridad, sigue siendo uno de los pilares que sostienen las institución cuaresmal. 

Si un cristiano es un discípulo de Cristo, debe parecerse a su maestro en todo, y Jesús nos dió ejemplo retirándose al desierto cuarentas días a orar y ayunar, enseñándonos así el valor de esta practica.

Este ayuno al estilo de Jesús tiene siempre un valor ascético y reparador: Es un sacrificio que ofrecemos a Dios, que templa nuestras personas en la austeridad,  y nos enseña a poner el corazón en El. 

Todos sabemos que el ayuno por el ayuno no sirve de nada, y que como dice el profeta Isaías "el ayuno que Dios quiere es éste: que compartas tu pan con el hambriento, que hospedes a los pobres sin techo, que proporciones ropas al desnudo y que no te desentiendas de tus semejantes"; pero el ayuno cuando se practica como ejercicio de ascesis espiritual cristiana,  produce siempre como fruto todo eso que dice el profeta, y que es en definitiva la caridad, palabra latina que significa amor al prójimo.


Por eso en nuestra parroquia, hacemos la "Campaña contra el Hambre" de "Manos Unidas" durante el Tiempo de Cuaresma, como "limosna penitencial", fruto del ayuno y abstinencia que nos propone nuestra madre la Iglesia como mínima penitencia comunitaria, y de otros "ayunos y abstinencias" libres y voluntarios que cada uno ofrece a Dios, unidos a Jesucristo, a quien contemplamos estos días en el monte de la cuarentena, templando su espíritu para lanzarse a predicar la conversión y el perdón de los pecados.


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