viernes, 13 de marzo de 2020

ANTE LA PRESENTE SITUACIÓN DE ALARMA

DISPOSICIONES DEL OBISPADO DE PLASENCIA

El Obispado de Plasencia ha tomado las siguientes resoluciones después de consultar a la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales de la Junta de Extremadura y a los obispados de Mérida-Badajoz y de Coria-Cáceres, así como haber mantenido numerosas conversaciones con los sacerdotes y otros profesionales de la comunidad diocesana.
Las medidas que se ofrecen a continuación estarán en vigencia hasta el día 30 de marzo, salvo que el desarrollo de la propagación del virus obligue a decisiones de otro tipo. En cualquier caso, antes de la Semana Santa el Obispado volverá a ofrecer nuevas indicaciones con relación a la celebración de esos días tan especiales.
1.  Con carácter general, quedan suspendidos todos los encuentros previstos y que supongan una participación masiva de personas, tales como las celebraciones del 90 aniversario de la Cofradía del Silencio (13 de marzo), el Acto mariano en el Santuario de la Virgen del Puerto de Plasencia (14 de marzo), el encuentro diocesano de Cuaresma en Serradilla (21 de marzo), el Pregón de Semana Santa en la S.I. Catedral (27 de marzo) y otros de idéntica o parecida naturaleza.
Quedan suspendidos igualmente otros encuentros de carácter diocesano, previstos en la Agenda Pastoral 2019-2020, programados por las vicarías, delegaciones o secretariados: F.P. del Clero, Semana de la Familia y Vida, Consejos de Economía parroquiales, retiros cuaresmales, etc.
2. Se suspenden también las actividades de catequesis en sus distintas etapas, toda vez que las autoridades educativas de Extremadura han suprimido la enseñanza presencial en las aulas.
3. En principio, se mantienen las actividades litúrgicas y sacramentales, a saber: misas, bodas, funerales, confesiones, etc., con la salvedad de respetar las indicaciones de las autoridades sanitarias en el sentido de no superar 1/3 del aforo y guardar la distancia de 1,5 mts, así como las recomendaciones de este Obispado, de fecha 7 de marzo, con relación a la celebración de la Santa Misa (signo de la paz y comunión especialmente). El buen sentido de los párrocos y responsables de las celebraciones sabrá adecuar aquellas indicaciones a las circunstancias particulares.
4. A las personas ancianas, así como a quienes tienen patologías de riesgo y a los niños se les recomienda que eviten asistir a actos religiosos y, si no pueden participar de la celebración de la Eucaristía, que sigan la práctica de la comunión espiritual, acerca de la cual pueden instruirles los sacerdotes, quienes, en el caso de los enfermos, si así lo desean ellos, no dejarán de llevar a sus hogares el consuelo de la Sagrada Comunión.
5. El Obispo de la diócesis, junto a su Consejo Episcopal, confía en que los fieles sabrán acoger estas medidas, algunas de ellas particularmente dolorosas, con sentimientos de fraternidad cristiana y de responsabilidad social para evitar la propagación del virus.
6. Finalmente el Obispo dispone que en todas las misas se eleven plegarias al Señor, en la Oración de los fieles o en otro momento oportuno, para que sean eficaces las medidas de prevención, los enfermos encuentren consuelo, los sanitarios puedan hacer su trabajo con dedicación y todos encontremos en estos momentos la paz que sólo el Señor puede dar.
Plasencia, 12 de marzo de 2020.

PARA LAS CATEQUESIS

FELIGRESES EN GENERAL

Y UNA REFLEXIÓN A TITULO PARTICULAR

El peligro físico de este virus, que es real, por ahora no es tan extenso, y no sabemos si lo será. Pero el peligro espiritual que ha mostrado si es alto, actual y dramático. La sociedad se preocupa de no contagiarse, de no estar con gente que pueda tener síntomas e incluso de no estar con gente, aislándose, como ha pasado en Italia. Entran en pánico, a veces sin fundamento, y se proveen de agua y otras cosas como si fuese el acabose. Se instalan políticas públicas, comunicados y campamentos médicos; los colegios sacan de sus aulas al niño que presente el menor síntoma de cualquier enfermedad (así no tenga nada que ver con este virus). Algunos medios de comunicación repiten y repiten noticias con no poca exageración teatral, y venden información que la verdad no sé si ayuda o perjudica. 

Esta situación debería hacernos pisar tierra y enseñarnos cuán frágiles somos; mostrarnos que no hay fundamento para la nefasta autosuficiencia que predica a un super hombre que lo puede todo. Debemos aceptarlo: somos débiles y no nos bastamos a nosotros mismos. No somos infalibles ni todopoderosos, y eso necesitamos reflexionarlo. Para ser humildes, y para acudir al auxilio de quien sí puede ayudarnos: Dios. Este virus, que roguemos no se tan nefasto, es una ocasión para volver a Dios. Pero eso no está pasando. Muy al contrario... 

Me pregunto ¿Debo tenerle miedo al coronavirus? Creo que debemos seguir lo que manda la prudencia y cuidados razonables. Pero en realidad al virus que sí hay que temerle es al del paganismo, que parece se ha esparcido desde hace tiempo y nos ha contagiado, conduciéndonos a una enfermedad verdaderamente peligrosa: el olvido de Dios, que no nos lleva a la muerte física, sino a la muerte eterna. Y para eso hay una sola vacuna: volver a Dios.



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