DISPOSICIONES DEL OBISPADO DE PLASENCIA
El Obispado de Plasencia ha tomado las
siguientes resoluciones después de consultar a la Consejería de Sanidad y
Políticas Sociales de la Junta de Extremadura y a los obispados de
Mérida-Badajoz y de Coria-Cáceres, así como haber mantenido numerosas conversaciones
con los sacerdotes y otros profesionales de la comunidad diocesana.
Las
medidas que se ofrecen a continuación estarán en vigencia hasta el día 30 de
marzo, salvo que el desarrollo de la propagación del virus obligue a decisiones
de otro tipo. En cualquier caso, antes de la Semana Santa el Obispado volverá a
ofrecer nuevas indicaciones con relación a la celebración de esos días tan
especiales.
1. Con carácter
general, quedan suspendidos todos los encuentros previstos y que supongan una
participación masiva de personas, tales como las celebraciones del 90
aniversario de la Cofradía del Silencio (13 de marzo), el Acto mariano en el
Santuario de la Virgen del Puerto de Plasencia (14 de marzo), el encuentro
diocesano de Cuaresma en Serradilla (21 de marzo), el Pregón de Semana Santa en
la S.I. Catedral (27 de marzo) y otros de idéntica o parecida naturaleza.
Quedan suspendidos igualmente otros encuentros de carácter diocesano, previstos en la Agenda Pastoral 2019-2020, programados por las vicarías, delegaciones o secretariados: F.P. del Clero, Semana de la Familia y Vida, Consejos de Economía parroquiales, retiros cuaresmales, etc.
Quedan suspendidos igualmente otros encuentros de carácter diocesano, previstos en la Agenda Pastoral 2019-2020, programados por las vicarías, delegaciones o secretariados: F.P. del Clero, Semana de la Familia y Vida, Consejos de Economía parroquiales, retiros cuaresmales, etc.
2. Se suspenden también las
actividades de catequesis en sus distintas etapas, toda vez que las autoridades
educativas de Extremadura han suprimido la enseñanza presencial en las aulas.
3. En principio, se mantienen
las actividades litúrgicas y sacramentales, a saber: misas, bodas, funerales,
confesiones, etc., con la salvedad de respetar las indicaciones de las
autoridades sanitarias en el sentido de no superar 1/3 del aforo y guardar la
distancia de 1,5 mts, así como las recomendaciones de este Obispado, de fecha 7
de marzo, con relación a la celebración de la Santa Misa (signo de la paz y
comunión especialmente). El buen sentido de los párrocos y responsables de las
celebraciones sabrá adecuar aquellas indicaciones a las circunstancias
particulares.
4. A las personas ancianas,
así como a quienes tienen patologías de riesgo y a los niños se les recomienda
que eviten asistir a actos religiosos y, si no pueden participar de la
celebración de la Eucaristía, que sigan la práctica de la comunión espiritual,
acerca de la cual pueden instruirles los sacerdotes, quienes, en el caso de los
enfermos, si así lo desean ellos, no dejarán de llevar a sus hogares el
consuelo de la Sagrada Comunión.
5. El Obispo de la diócesis,
junto a su Consejo Episcopal, confía en que los fieles sabrán acoger estas
medidas, algunas de ellas particularmente dolorosas, con sentimientos de
fraternidad cristiana y de responsabilidad social para evitar la propagación
del virus.
6. Finalmente el Obispo
dispone que en todas las misas se eleven plegarias al Señor, en la Oración de
los fieles o en otro momento oportuno, para que sean eficaces las medidas de
prevención, los enfermos encuentren consuelo, los sanitarios puedan hacer su
trabajo con dedicación y todos encontremos en estos momentos la paz que sólo el
Señor puede dar.
Plasencia, 12 de
marzo de 2020.
PARA LAS CATEQUESIS
FELIGRESES EN GENERAL
Y UNA REFLEXIÓN A TITULO PARTICULAR
El peligro físico de este virus, que es real, por
ahora no es tan extenso, y no sabemos si lo será. Pero el peligro espiritual
que ha mostrado si es alto, actual y dramático. La sociedad se preocupa de no
contagiarse, de no estar con gente que pueda tener síntomas e incluso de no
estar con gente, aislándose, como ha pasado en Italia. Entran en pánico, a
veces sin fundamento, y se proveen de agua y otras cosas como si fuese el
acabose. Se instalan políticas públicas, comunicados y campamentos médicos; los
colegios sacan de sus aulas al niño que presente el menor síntoma de cualquier
enfermedad (así no tenga nada que ver con este virus). Algunos medios de
comunicación repiten y repiten noticias con no poca exageración teatral, y
venden información que la verdad no sé si ayuda o perjudica.
Esta situación debería hacernos pisar tierra y
enseñarnos cuán frágiles somos; mostrarnos que no hay fundamento para la nefasta
autosuficiencia que predica a un super hombre que lo puede todo. Debemos
aceptarlo: somos débiles y no nos bastamos a nosotros mismos. No somos
infalibles ni todopoderosos, y eso necesitamos reflexionarlo. Para ser
humildes, y para acudir al auxilio de quien sí puede ayudarnos: Dios. Este
virus, que roguemos no se tan nefasto, es una ocasión para volver a Dios. Pero
eso no está pasando. Muy al contrario...
Me pregunto ¿Debo tenerle miedo al coronavirus? Creo
que debemos seguir lo que manda la prudencia y cuidados razonables. Pero en realidad al virus que sí hay que temerle es al del
paganismo, que parece se ha esparcido desde hace tiempo y nos ha contagiado,
conduciéndonos a una enfermedad verdaderamente peligrosa: el olvido de Dios,
que no nos lleva a la muerte física, sino a la muerte eterna. Y para eso hay
una sola vacuna: volver a Dios.
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