domingo, 29 de marzo de 2020

¡ALEGRE LA MAÑANA QUE NOS HABLA DE TI!



Quinto domingo de la cuaresma cristiana, y segundo de nuestra obligada “cuarentena”.

Seguimos sin poder “ir a misa” a nuestra iglesia habitual. Tendremos de nuevo que conformarnos con “la misa de la tele”, qué, aunque no sea lo mismo, sí tiene la capacidad de acercarnos la Palabra de Dios, hacernos sentir unidos y provocar en nosotros ese deseo de “comulgar”, que ahora hay que suplir con esa viejísima practica de la “comunión espiritual”, olvidada como tantas otras cosas buenísimas, que se quedaron por el camino, y que ahora se vuelven a recuperar.

También ayer, siguiendo con mi costumbre, me senté en mi mesa de trabajo para poner en orden algunas cuantas ideas, que hubieran conformado la homilía del domingo; con vosotros las comparto por si a alguno os sirven:

NOTAS PARA LA HOMILÍA


. - El quinto domingo de Cuaresma es llamado también “Domingo de Lázaro”, pues en el ciclo A de lecturas –es el que leemos este año- se proclama el pasaje de la resurrección de Lázaro, el hermano de Marta y María.

. - El prefacio de la misa, resume muy bien el mensaje que nos quiere transmitir la liturgia:
“Te damos gracias, Señor, Padre Santo… Porque Cristo, nuestro Señor, que, como hombre mortal, lloró a su amigo Lázaro, y, como Dios y Señor de la vida, lo levantó del sepulcro, hoy extiende su compasión a todos los hombres por medio de sus sacramentos.

. - La profecía de Ezequiel, proclamada como primera lectura de la misa, se refiere en su literalidad a la recuperación política y moral de Israel tras el fin del largo exilio –castigo y prueba de Dios, por sus infidelidades-

. -  Pero leída a la luz del Evangelio – que es como debemos leer nosotros las páginas del Antiguo Testamento- es una imagen de los tiempos que va a inaugurar el Mesías, qué en el Evangelio de hoy nos dice “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá, y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre”.



. - La palabra de Jesús que hemos oído en el evangelio “sal fuera”, dirigida a Lázaro que llevaba tres días en su sepulcro, tiene, en este domingo, encerrados como estamos en nuestras casas por la pandemia, una fuerza especial: Son una invitación a la auténtica libertad, que consiste a dejarnos liberar de las vendas del orgullo, del egoísmo de la mediocridad, para vivir en la luz de la gracia de Dios, que por su misericordia es ofrecida a todos, como nos recuerda el apóstol San Pablo en su carta a los romanos, proclamada como segunda lectura.

Esperamos con ansia que las autoridades correspondientes nos digan que todo ha pasado ¡y que ya podemos salir!, (¿Será tal vez, si todo va bien, el Domingo de Resurrección si todo va bien?); ojalá salgamos del forzado encierro, “resucitados”, con algunas, o muchas, lecciones “de vida” aprendidas.


Si todo hubiera sido normal, hoy hubiéramos bendecido los “hábitos” e impuesto las cruces a los niños de nuestra catequesis, para la procesión del Domingo de Ramos; hubiéramos repartido los programas de las celebraciones de la Semana Santa en nuestra parroquia, y hubiéramos tenido el retiro de Cuaresma, impartido por Don Miguel Martínez, sacerdote de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz que reside en Cáceres, y al que agradecemos su disponibilidad, con la certeza que nos acompañará en otra ocasión… El hombre propone…


Recibid todos un cordial saludo. ¡Feliz Domingo! Y  ¡¡¡¡ ánimo !!!, que ya queda menos.

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