Siguiendo el uso común introducido por las cofradías sevillanas, durante los días de la Cuaresma, las imágenes de la Virgen Dolorosa, en cualquiera de sus advocaciones, se visten de "hebreas", es decir, cambian los regios vestidos y preseas, por otros mas sencillos, acordes con la austeridad cuaresmal.
Esta costumbre se sigue con nuestra querida Virgen de la Soledad, que luce en su altar "de hebrea" para comenzar los días penitenciales que se inauguran, con solemne sobriedad, el Miércoles de Ceniza.
La bellísima imagen, portento de finura y de gracia, es obra del imaginero cordobés Antonio Bernal, a quien se la adquirió la cofradía en 1991, viniendo a sustituir a otra, obra del escultor Pedro Torre Ysunza, que actualmente recibe culto en la parroquia de Ruecas, a quien gentilmente se la cedió la cofradía.
Vestir bien una imagen es el complemento total de una obra escultórica concebida para ser vestida, por eso el "vestidor" tiene que tener mucho de artista, dominando todas las facetas que entran en juego para crear una obra de arte. El vestidor en esta ocasión, como en otras últimamente, ha sido el villanovense Miguel Lozano Guisado, con la ayuda inestimable de las camareras de la cofradías, que son las encargadas de custodiar y cuidar el amplio vestuario de la Virgen (así como de vestirle la ropa interior), que cuenta con piezas de indudable calidad artística (mantos y sayas) y artesana (ropa interior, tocados , pañuelos de mano)
A todos les felicitamos por su buen trabajo, que resalta la presencia de la Virgen en el camino cuaresmal, y embellece nuestra iglesia parroquial.
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