En cierta ocasión, cuando estaban rezando por un chaval
endemoniado, ocurrió lo siguiente, según cuenta un testigo presencial: que
"el demonio multiplicaba sus gritos con más fuerza y confusión, diciendo:
"¿Por qué he de salir?", entonces, una religiosa allí presente
exclamó con fervor: "¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros! ¡María,
Madre de Jesús, venid en ayuda nuestra!". Al oír estas palabras, el
espíritu infernal redobló sus horribles alaridos: "¡María! ¡María! ¡Para
mí no hay María! No pronunciéis ese nombre, que me hace estremecer. ¡Si hubiese
una María para mí, como la hay para vosotros, yo no sería un demonio! Pero para
mí no hay María." Todos los presentes lloraban. Repitió el demonio:
"¡Si yo tuviese un solo instante de los muchos que vosotros perdéis! ¡Un
sólo instante y una María y yo no sería un demonio!."
¡Qué fuerte! Satanás es un ángel que se separó de Dios; y
dice que si tuviera a María no sería demonio. Esto es, porque no contó con Ella
ha caído tan bajo. Con qué alegría puedo gritar, en momentos de bajón, de
dificultad, de vacas flacas: ¡Tengo a María! Eso es lo importante; lo demás
cambia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.