Virgen del Puerto, patrona de Plasencia
Excursión montañera de alumnos de Primaria. En un sencillo
paso con algo de pendiente y gran cantidad de barro, uno de los chavales cae.
Una mezcla de dolor y de vergüenza le llena la cara de lágrimas y la boca de
gritos desesperados, invocando la ayuda de su madre -madre que en estos
momentos se encontraba a bastantes kilómetros-: ¡mamá, mamá! Era absurdo -no
podría escucharle-, pero también natural -de pequeño, la madre es la solución
para todo.
Madre mía, ojalá no deje nunca de ser pequeño en esto.
¿Por qué tantas veces me empeño en levantarme yo solo, en luchar yo solo, en
sufrir yo solo? Que en todas las circunstancias te llame. Además, a nosotros
nunca nos separan los kilómetros... ¡Te llamaré! y perdona si sólo lo hago
cuando te necesito, pero... ya sabes: los humanos siempre somos un poco
egoístas con vosotras la madres. ¡No me sueltes de tu mano!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.