Ojeando papeles viejos encuentro la fotocopia de una
carta que leí no sé dónde. Te la transcribo:
"María: no sé cómo empezar esta carta. Me había
hecho muy feliz que con toda sinceridad hubiese podido decir: Querida Madre
Mía, pero siento que no alcanzo a decirlo porque no sé si te quiero lo
suficiente para ello. El querer a alguien es dar y hacer por el otro "el
todo". Yo sé que Tú lo eres todo eso para mí: ¡eres mi Madre!; pero por mi
parte no confío lo suficiente, no amo lo suficiente, no me entrego lo
suficiente. ¿Será por todo eso por lo que no recibo respuesta a mis peticiones?
Diariamente te cuento mis temores, mis inquietudes, mis preocupaciones, incluso
mis alegrías, y Tú callas. ( ... ). ¿Es, como te decía antes, mi falta de amor
y confianza, en definitiva mi falta de fe, la que no me deja entenderte del
todo? Yo te espero todos los días. Gracias,."
¿Puedes tú decirle con sinceridad Querida Madre mía?;
¿Das y haces "el todo" por Ella y por Dios?
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