"Pura lana virgen" "¡Da gusto un aire tan
puro!" "Agua pura y cristalina". "Puro sabor
americano"... Frases impactantes de anuncios publicitarios.
El gran elogio de cualquier cosa es la pureza: no
contaminado, sin adulterar, genuino, no pasado, auténtico.
¡Santa María qué alegría!, que Tú, mi Madre, seas
piropeada siempre como "Pura", por tu corazón puro, generoso, limpio,
grande. Ayúdame a vivir siempre y en todo momento, la virtud de la pureza. En
las tres Avemarías de la noche te pido, de rodillas (como para suplicártelo
también con mi cuerpo) el regalo de la pureza para mí y para los míos.
Con qué sencillez y alegría se expresaba aquel chaval:
"¡Las tentaciones de pureza ya no son un problema! ¡ya tengo el truco!,
acudo enseguida a la Virgen "un Bendita sea Tu Pureza y siempre
venzo". Después de tiempo luchando y siendo vencido, por fin se dio cuenta
dónde tenía la verdadera fuerza para luchar: ¡En su Madre!
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