Virgen de Belén, patrona de Cabeza del Buey
Un mes de otoño. Por motivos profesionales un hombre de
una empresa de electricidad va a un santuario de la Virgen. Uno de los
ordenanzas que atienden el santuario aprovecha para entablar una conversación
con él, animándole a llevar una vida cristiana y confesarse; no consigue nada:
se define no creyente y todo resulta inútil.
Cuando el ordenanza le despide dando por perdidas las
posibilidades de conversión de aquel hombre ateo convencido, observa que al
pasar por una hucha del santuario, éste echa una limosna; por sus adentros se
dice el ordenanza: "la llevas clara, porque si has dado algo a la Virgen,
Ella se las apañará para darte más a ti".
Me contaba el ordenanza que al cabo de un par de años,
aquel hombre volvió al santuario para saludarle: no sabía cómo, pero su vida
había cambiado completamente; había vuelto a la fe y se había comprometido con
Dios a seguirle de cerca, y entre sus compañeros y familiares había hecho un
gran apostolado.
Santa María, para ir yo a Dios, y llevarle a mis amigos y
familiares, el camino más seguro y corto eres Tú: darte algo, aunque sea poco y
casi diría que sin fe, significa que Tú haces el resto. Durante este mes
trataré de ayudar a algunos amigos míos (puedes decirle, ahora, quiénes en
concreto) a que hagan algo por Ti.Quizá, haciendo una romería, o dándoles una
imagen de la Virgen, o rezando juntos una oración.
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