La parroquia, claro está, no es el párroco; ni en él comienza y se agota la vida de la parroquia. Es el Espíritu Santo el que suscita dones y carismas para la edificación de la comunidad, y al párroco lo que le corresponde es discernir como “utilizarlos” y “aprovecharlos” para la edificación de
Esto lo tenemos muy
claro, y damos muchas gracias a Dios por bendecir nuestra parroquia con personas
que ponen sus “dones y carismas”, con generosidad y entrega, al servicio de
todos. No son muchas ni pocas. Son las que Dios quiere, y las que se van
necesitando en cada momento para que la parroquia sea aquello que decía el santo papa Juan XXIII y que tanto gusta a quien esto escribe: “Fuente de la aldea a la que todos acuden a calmar su sed”.
Uno
de esos “carismas” es el de María del Mar Dueñas. Muchos años trabajando en la
pastoral de jóvenes y adolescentes en nuestra parroquia, con una inquietud
especial por conocer mejor la
Palabra de Dios y darla a conocer a los demás. En ella Dios
–porque es Dios el que hace estas cosas- ha plantado una semilla “original” y
novedosa, que sin duda va a redundar en beneficio de nuestra parroquia, porque no
quiere guardarla para ella sola. Y es que cuando el corazón esta lleno... no hay
quien pare al Espíritu, que sopla dónde y cómo quiere
En
este testimonio que le hemos pedido, ella misma nos cuenta de que se trata:
Mi experiencia durante estos días ha sido maravillosa, las aulas son especiales desde el primer momento que entras, te cautiva. Estás rodeado por historias bíblicas, es como si hubiesen puesto la Biblia boca abajo y cada historia saliese y se colocase en un lugar de la clase.
Cuando terminas de contar la historia, hay preguntas de grupo para hacerte pensar, reflexionar, en definitiva, para que te cuestiones. A continuación llega la parte CREATIVA para que cada uno, con diversos materiales, dé respuesta a lo vivido. También, pueden volver a coger la historia o coger aquella historia que uno desee.
Todo con un material accesible, manipulable, que puedes utilizar, jugar con él, que no se rompe, pero que hay que tratarlo con cariño y con cierto cuidado, así conseguimos que el niño vaya introduciéndose en su mundo interior y, que con el juego, le ayude a poner palabras a lo que siente y está viviendo.
Soy María del Mar, catequista de confirmación desde hace varios años. Desde hace un tiempo hacia acá, tengo la inquietud de que los jóvenes conozcan la Biblia.
Estoy atenta a todas las iniciativas que surgen: libros, materiales..., mientras este deseo se hacía realidad, me matriculé durante 2 años en Ciencias Religiosas, en las asignaturas de Biblia tanto las que trataban sobre el Antiguo como aquellas que nos hablaban del Nuevo Testamento.
El año pasado conocí Godly Play (Jugando con Dios). Mi inquietud, trasladada a mi marido Carlos, hizo que fuéramos a Salamanca. Allí conocí una parte sobre este método y me encantó, creciendo en mi el deseo de conocerlo más y mejor. Ahora, he podido asistir al curso completo con una duración de 3 días. Ha sido en Madrid y este "Curso de formación pastoral Godly Play" ha sido organizado por las Escuelas Católicas. Dicha técnica está basado en el método Montesori.
Mi experiencia durante estos días ha sido maravillosa, las aulas son especiales desde el primer momento que entras, te cautiva. Estás rodeado por historias bíblicas, es como si hubiesen puesto la Biblia boca abajo y cada historia saliese y se colocase en un lugar de la clase.
Las historia se cuentan como se hacía hace miles de años, alrededor del calor de una hoguera, por eso la disposición de los niños es siempre formando un círculo, alrededor de la misma historia.
Cada historia, es un misterio, está en una caja cerrada o un cestillo cerrado y poco a poco…, vas descubriendo y contando la historia, el ritmo es lento, pausado, con gestos, con sus silencios, poco a poco te vas metiendo en la historia y te sientes parte de ella y te conviertes en uno de sus personajes.
Te sientes formado en esa creación que es regalo de Dios, viviendo en el desierto rodeado solo de arena, sin plantas, sin agua…, siendo parte del pueblo que cruza el mar Rojo, sientes que eres esa oveja que Dios sale a buscar y que cuando te encuentra te carga en sus hombros.
Cuando terminas de contar la historia, hay preguntas de grupo para hacerte pensar, reflexionar, en definitiva, para que te cuestiones. A continuación llega la parte CREATIVA para que cada uno, con diversos materiales, dé respuesta a lo vivido. También, pueden volver a coger la historia o coger aquella historia que uno desee.
Todo con un material accesible, manipulable, que puedes utilizar, jugar con él, que no se rompe, pero que hay que tratarlo con cariño y con cierto cuidado, así conseguimos que el niño vaya introduciéndose en su mundo interior y, que con el juego, le ayude a poner palabras a lo que siente y está viviendo.
Hasta aquí, os puedo contar de mi experiencia, de lo vivido, con el único deseo de tener una clase Godly Play en mi parroquia de Santa María.
Para saber mas sobre este método:
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