viernes, 20 de octubre de 2017

DE CONVENTOS Y MONJAS



FIESTA DE SANTA TERESA

Recién concluida “La Velá”, el Don Benito devoto tiene una cita cada año en el convento de carmelitas descalzas, que celebra los cultos en honor de su Madre Santa Teresa de Jesús.





La fiesta del día 15 fue precedida del triduo que predicó el Rvdo. Padre José F. Marín, carmelita descalzo del convento de Granada. El mismo padre presidió la solemnidad de la Santa, que fue concelebrada por Don Santiago Gómez Manzano  formador del Seminario menor de Toledo, natural de Don Benito y amigo de la comunidad, y por nuestro párroco Don Juan Manuel, que es a su vez capellán del convento; Don Miguel Ángel Ventanas, párroco de San Martín de Trujillo y delegado diocesano de liturgia hizo la veces de experto “ceremonieri”, propiciando que toda la celebración transcurriera con decoroso orden y piedad.




La comunidad de carmelitas, ejemplar por todos los conceptos, puso como siempre todo lo mejor de sí misma al servicio del Señor: Una iglesia impecable, flores dispuestas con exquisito gusto, finura y delicadeza sin par en todo lo que toca al altar, y el “coro celeste” que, desde el misterio de las celosías conventuales,  invita a alabar a Dios con las voces de estas diecisiete monjas, realzadas por los instrumentos musicales que van incrementando el culto litúrgico.






BODAS DE ORO 
DE PROFESIÓN RELIGIOSA


Al día siguiente (16-X), en la intimidad comunitaria y familiar, otro acontecimiento singular tenía lugar en esta querida casa. Se celebraba una fecha redonda en la vida de toda consagrada, las “bodas de oro” de la profesión religiosa. En esta ocasión era la M. Priora, Hna. Guadalupe de Santa Teresita, la que con inmensa alegría daba gracias al Señor con las palabras de Santa Teresa de Jesús:

Ya toda me entregué y dí,
y de tal suerte he trocado,
que es mí Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.

A las 11 de la mañana se celebró la Santa Misa en acción de gracias. Participó la familia de la madre, su hermana con su esposo y sobrinos. Presidio el citado P. Marín que lo había hecho en las solemnidades de la Santa, y concelebraron los P. Carmelitas de la comunidad de Badajoz,  mas Don Santiago y el capellán.


En la emotiva y cariñosa homilía el celebrante invitó a todos no a fijarnos en lo que nosotros damos al Señor, sino en la misericordia de Dios que es eterna, y en su fidelidad, que ha permitido a M. Guadalupe estos cincuenta años de vida religiosa.


Tras la homilía, la M. Guadalupe renovó su consagración que, escrita de puño y letra en una cuartilla, fue depositada sobre el altar. Recibió luego de mano de sus sobrinos la “corona de las vírgenes”, y una lluvia de pétalos de rosas, signo y símbolo de la bendición copiosa de Dios a hija tan fiel en su entrega.




Concluyó la celebración de la Santa Misa con la lectura de la bendición que S. S. el Papa Francisco enviaba para la ocasión, a solicitud de la comunidad.

Ya en el locutorio pudimos compartir la alegría del acontecimiento con todas las monjas en torno a la “tarta” que no puede faltar en ninguna celebración aniversaria.


La M. Guadalupe de Sta. Teresita (en el siglo Catalina Babiano Jimeno)  nació en Navalvillar de Pela el 8 de mayo de 1944, del matrimonio formado por José y María.  Tras escuchar la llamada a seguir las sendas de la perfección evangélica como monja contemplativa, profesó en el Carmelo de Santa Teresa de Jesús de Don Benito el 15 de octubre de 1967. Procedente de un pueblo donde el bordado ha tenido tanta tradición y tan excelentes maestras, muchas son las obras de este delicado arte que han salido de sus manos para el culto y para los ajuares domésticos. Ha ejercido en la comunidad los diversos oficios en los que le puso la obediencia, entre ellos el de maestra de novicias. Es en la actualidad priora de la comunidad.


Felicitamos a M. Guadalupe, porque su entrega es al Señor Jesús por todos nosotros que formamos la Iglesia; porque en nuestro nombre también vela noche y día ante el trono de Dios, con su vida escondida en los muros del convento. Y en ella felicitamos a toda la querida comunidad que es, sin duda, la “mejor parte” de la Iglesia que peregrina en esta ciudad, tan pródiga en otras épocas en vocaciones y vida cristiana.

El Cronista

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