Este domingo, además de señalar al Señor como Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, la liturgia lo señala como Luz de mundo, luz que tenemos que reflejar en nuestras vidas.
Esta luz solo la podemos alcanzar acercándonos a Cristo Jesús, y una vez alcanzada, tenemos el deber de transmitirla a los demás.
Que el Señor nos ayude en esta tarea de ser testigos suyos en el mundo, los niños de nuestra parroquia lo aprendieron de modo gráfico con una expresiva homilía.
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