En cierto pueblo (omito el nombre) un cura diciendo misa estrena
monaguillos.
Durante
la celebración de la misa, estos con toda la atención que pueden ayudan al
cura. Llega el momento del lavatorio de las manos y los chicos no sabían qué
hacer.
Ante
las dudas de ellos, el cura les dice que le echen agua. Y ellos obedecen: meten
la mano en el “cacharrito” del agua y se la echan con los dedos a la cara.
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