Hace pocos días, camino hacia la iglesia de regreso de
llevar la comunión a un enfermo, me encontré “de compras” por Don Benito a una
feligresa de cierta parroquia del entorno, de las llamadas "de
colonización" para mas señas, conocida mía por las veces que me ha tocado
suplir al anterior párroco en celebraciones diversas. La conversación con ella transcurrió mas o menos así, una vez intercambiados los saludos corteses de rigor (¿que tal,
cómo estás, y tus cosas como van...?):
.- "Anda que están ustedes “apañaos”.
Don X se ha pasado todo el tiempo que ha estado en nuestro pueblo diciéndonos la obligación que tenemos de
ir a misa los domingos, y ahora resulta que los que no van son ustedes".
.- "¿Pero qué me dices mujer
?"
.- "Pues lo que le digo, que hace mas de un
mes que se llevaron a nuestro párroco a X porque dicen que era muy necesario
allí, y no nos han mandado ninguno, así que no suenan las campanas hace
semanas. Se ve que como somos un pueblo pequeño y de "poca misa", da lo
mismo que haya cura como que no y se han "olvidao" de nosotros, y lo malo, mire usted, es que vamos a acabar
creyéndonoslo, porque el personal está bastante
enfadado con el trato que nos han dado los "curas mandones" de "p'alli arriba", y dicen algunos
que si van poco, menos van a ir de ahora en adelante".
Sin palabras. Y es verdad.
Me compadecí del cura al que le toque en suerte la parroquia de autos, ya fría de por si religiosamente hablando, y en la que nunca podrá a partir de ahora predicar, con la autoridad que da el ejemplo, la importancia de la misa del domingo, porque a quien corresponde, se "olvidó" que en las parroquias rurales del sur también hay hijos de Dios que necesitan un sacerdote. Y así siguen. Sin sacerdote al día de hoy. Sin sonido de campanas. Sin misa el domingo. Sin catequesis los niños. Y sin párroco que aliente la poca vida religiosa que queda en aquel lugar, de cuyo nombre, por respeto y discreción, no he querido acordarme.
Me compadecí del cura al que le toque en suerte la parroquia de autos, ya fría de por si religiosamente hablando, y en la que nunca podrá a partir de ahora predicar, con la autoridad que da el ejemplo, la importancia de la misa del domingo, porque a quien corresponde, se "olvidó" que en las parroquias rurales del sur también hay hijos de Dios que necesitan un sacerdote. Y así siguen. Sin sacerdote al día de hoy. Sin sonido de campanas. Sin misa el domingo. Sin catequesis los niños. Y sin párroco que aliente la poca vida religiosa que queda en aquel lugar, de cuyo nombre, por respeto y discreción, no he querido acordarme.
Lamentable "olvido" en el Año de la
Misericordia, cuando el Papa nos ha dicho, innumerables veces, que los mas
pequeños tienen que ser los primeros. Y digo yo que será en todo, también en la
atención pastoral a las comunidades "de colonización", pequeñas y débiles por ser las hijas menores de la iglesia diocesana.
De nuevo en la iglesia, después del encuentro con mi conocida de X, en mi rato de oración, me fui con la mente de rodillas ante el Sagrario de X, abandonado y solo mas de un mes, y me vino al pensamiento aquel texto del Santo cura de Ars que me sé casi de memoria:
De nuevo en la iglesia, después del encuentro con mi conocida de X, en mi rato de oración, me fui con la mente de rodillas ante el Sagrario de X, abandonado y solo mas de un mes, y me vino al pensamiento aquel texto del Santo cura de Ars que me sé casi de memoria:
“Si comprendiéramos bien lo que representa un
sacerdote sobre la tierra, moriríamos: no de pavor, sino de amor… Sin el
sacerdote, la muerte y la pasión de Nuestro Señor no servirían de nada. El
sacerdote continúa la obra de la redención sobre la tierra… ¿De qué nos
serviría una casa llena de oro si no hubiera nadie que nos abriera la puerta?
El sacerdote tiene la llave de los tesoros del cielo: él es quien abre la
puerta; es el administrador del buen Dios; el administrador de sus bienes… Dejad una parroquia veinte años sin sacerdote y adorarán a las bestias… El sacerdote no es
sacerdote para sí mismo, sino para vosotros”.
Que verdad,pero no es verdad que el olvido en esa parroquia es del obispo que se fue dice él, con todo preparado....de todos modos Usted que es parroco tiene la obligacion y el deber de ponerlo en conocimiento de quien corresponda,e intentar que no se quede en el olvido....pero me temo que con todos sus queaceres se quedara en eso...en decirlo y no hacer nada, de nuevo de doy la razon cuando dice lo importante que son los curas, es verdad , se deben a las personas no a ellos mismos, hay de aquellos que tuvieron oportunidad de ayudar y no lo hicieron....y luego cuentan en sus homilías lo misericordioso que hay que ser....
ResponderEliminarNadie ha dicho que el olvido sea de ningún obispo, porque el cambio se ha producido en sede vacante. El nombramiento de párrocos (mejor "administradores parroquiales) compete ahora al administrador diocesano, pues ningún párroco puede nombrar a otro, ni es su función proveer otras parroquias.Gracias por su comentario.
EliminarPerdone, yo no he dicho que le competa, digo que ponerlo en conocimiento de quien corresponda, si no hay obispo al administrador diocesano,no he querido molestar pero no es cierto que cuando uno tiene conocimiento de algo tan grabe como que una parroquia no tiene cura hay que exponer el dilema, como en este caso al administrador diocesano? No dudo que en Plasencia o en la diócesis que atañe tenga ya conocimiento de esa falta, pero si todos los curas se preocupan de ello....prisa se darian y un poco de presion y de interés....tan ocupados estan ? Gracias tambiem por contestarme
EliminarEn el momento que un obispo, o administrador remueve un sacerdote de una parroquia sabe que esa parroquia queda vacante, y hay que cuidar de mandar uno nuevo, o al menos encargar a algún sacerdote que temporalmente atienda la parroquia, y la gente sepa a quien acudir. Esto es parte del oficio de gobernar.
ResponderEliminarMuy bien, pues que utilice el oficio de gobernar y no pierda mas tiempo en burocracias, no justifiquemos la cosas cuando la realidad es que no hay cura que atienda en esa parroquia...
ResponderEliminarLamentable situación la de esa parroquia y su feligresía abandonada por la incompetencia de algunos. «llegará con la luz» «al que viene...» «el que está por venir...» pensé que sólo eran frases del Adviento.
ResponderEliminarSi para ser obispo exigen muchísimos requisitos en el candidato, par administrar una diócesis también deberían pedirse algunos, al menos algunos tan humanos como la sensatez, para que no pase lo que ha pasado en este lamentable caso de abandono de una parroquia a su suerte.
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