martes, 10 de agosto de 2021

125 ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DE LA PARROQUIA DE SANTA MARÍA DE DON BENITO.

A propósito de una referencia que hice en una homilía a los acontecimientos eclesiales que celebramos este año (Año de San José, Guadalupense, Compostelano, Ignaciano, dominicano…) un atento feligrés, al acabar la Misa, entró a la sacristía a recordarme otro “acontecimiento”, más cercano, del que se cumple este año una fecha redonda: El de la creación de la parroquia (en términos jurídicos, “erección canónica”). Me quedé un poco perplejo, pero enseguida eché cuentas y calculé: Si la parroquia fue erigida en 1896, y estamos en 2021, efectivamente la cuenta sale exacta, 125 años desde aquel mes de julio de 1896 que entró en vigor el “Arreglo Parroquial” que dio a la diócesis la estructura territorial-administrativa que, más o menos, sigue teniendo al día de hoy. El autor de aquel “arreglo” fue el obispo Don Pedro Casas y Souto (1876-1906), controvertida figura del episcopologio placentino, a la vez “martillo del liberalismo y padre de los pobres” -como reza el epitafio de su tumba- pero, sin duda alguna, uno de los más grandes prelados que ha tenido nuestra diócesis. Su nombre alcanzo fama nacional, pues fue también dos veces senador, una por Guipúzcua y otra por el arzobispado de Toledo.

Don Pedro Casas y Souto
Obispo de Plasencia

A su llegada al obispado de Plasencia en 1876, encontró una diócesis en lamentable estado de abandono y desidia, tras siete años de sede vacante. Su pontificado no fue fácil, pues encontró numerosas dificultades en todos los frentes, dentro y fuera de la Iglesia; pero como hombre profundamente religioso y de una fe inquebrantable, puso todas sus virtudes, que eran muchas, al servicio de la iglesia diocesana.

En el año 1891 convocó el IX Sínodo Diocesano, con la finalidad de “hacer frente a los problemas planteados en los difíciles tiempos modernos”. Uno de los frutos de aquel sínodo fue la necesidad de una profunda reestructuración territorial de parroquias y arciprestazgos, pues aún estaban por aplicar en este campo las resoluciones del concordato de 1851. Es cierto que en los pontificados anteriores hubo algunas tentativas de llevarlo a cabo, pero todo quedo siempre en soluciones parciales.

Don Pedro, con gran sentido y celo pastoral, se dio cuenta que las demarcaciones parroquiales, a finales del siglo XIX, no respondían ni mucho menos a las necesidades reales de atención a los fieles. Mientras varios enclaves, de resonancias históricas, mantenían parroquias, prácticamente sin feligreses, otros habían crecido en número de almas, pero seguían manteniendo una única parroquia. Valga de ejemplo, por su cercanía, el de Medellín, que, con unos 1600 habitantes a final del siglo XIX, conservaba sus cuatro demarcaciones históricas (Sta. María del Castillo, Santiago, San Martín y Sta. Cecilia); y Don Benito, con un padrón aproximado en esas mismas fechas de 16.500 habitantes, contaba con una única, la de Santiago.

Solicitado por parte del obispo el informe de los arciprestes y del cabildo catedral, y tras ser aprobado por S.M. la Reina Regente, mediante decreto episcopal de 15 de mayo de 1896, quedaban extinguidas aquellas parroquias consideradas innecesarias, por su exiguo número de feligreses, y se erigían otras nuevas en aquellos lugares con más población, y por lo tantos con más necesidad de atención religiosa.

El “arreglo parroquial” de Don Pedro Casas y Souto, afectó a nuestra ciudad, que ya era cabeza de arciprestazgo desde 1836, y uno de los más grandes núcleos poblacionales de la diócesis con señales evidentes de continuo crecimiento. Se crearon pues, dos nuevas parroquias; una con sede en la antigua ermita de San Sebastián y, otra, la nuestra, en un templo de –entonces-  reciente construcción, levantado gracias a la munificencia de Doña Consuelo de Torre-Isunza y Alguacil Carrasco, que, en su legado testamentario, dejó una fuerte suma para la construcción de dos iglesias en Don Benito, bajo las advocaciones una de Ntra. Sra. del Consuelo (su onomástica) y otra San Juan Bautista (onomástico de su padre). Esta última seria “ascendida” a parroquia casi un siglo más tarde.

Doña Consuelo torre-Isunza y Alguacil Carrasco

La nueva parroquia fue erigida con el simple nombre de “Parroquia de Santa María” (este el verdadero, único y oficial título según el acta de erección canónica), con sede en la iglesia de Ntra. Sra. del Consuelo, conclusa en 1888, pero que, por diversas razones e intereses, se encontraba cerrada y sin uso.

En su obra “Recuerdos y datos históricos de Don Benito”, editada en 1916, D. Pedro de Torre-Isunza describe en estos términos la entonces “nueva parroquia”: “Esta Iglesia de Ntra. Sra. del Consuelo, constituida en parroquia, con el título expresado de Santa María, es una verdadera obra de arte de estilo románico, de piedra de cantería fina con buena torre; compuesto su interior de amplia nave con crucero, proporcionado presbiterio, de dos sacristías, buen coro alto, de donde parten las tribunas con sus balcones volados y lujosos, cuyos lugares son precedidos por escaleras de caracol de gran mérito y coste, las cuales se elevan para terminar y dar acceso a dos buenas azoteas, que a cada extremo lateral hay, dando gran novedad a la obra exterior y comodidad a los que la visitan”.

El arcipreste de Medellín, Don Eduardo Rodríguez Gordillo, en su obra “Apuntes históricos de la Villa de Medellín” (Edición facsimil. 2015), con el minucioso estilo descriptivo que le caracteriza, nos ha dejado también noticia de la construcción de la Iglesia: “Recientemente se han construido dos magníficas iglesias –en Don Benito- una bajo la advocación de Ntra. Sra. del Consuelo, al Norte de la población, y otra al Este, bajo la de San Juan Bautista, ambas preciosas, de muy costosos detalles de ornamentación en retablos, imágenes, ropas, pulpitos y dos escaleras de caracol, que cada una tiene para subir al coro y torre; ambas iglesias costeadas con un millón de reales que para construir cada una, donó en su testamento la menciona Sra. D. María del Consuelo de Torre- Isunza, que murió el año1876”

El nuevo “Arreglo Parroquial” entró en vigor el 1º de julio de 1896 y la nueva parroquia se abrió al culto el martes 7 de julio del mismo año, siendo su primer párroco Don Tomas Sánchez Hernández.

Desde entonces hasta hoy han pasado ciento veinticinco años. Ciertamente no puede presentar nuestra parroquia el “curriculum” de otras con muchos siglos de existencia a sus espaldas. Pero desde su fundación, con el paréntesis obligado de julio de 1936 a julio de 1938, ha sido, para una amplísima colación de la ciudad de don Benito, la “Fuente de la Aldea”, como el papa San Juan XXIII gustaba definir la parroquia, seguramente recordando la fuente de la plaza de su pueblo, donde los vecinos acudían a buscar el agua que purifica y refresca, preciosa imagen de la gracia santificante que, en la parroquia, se distribuye especialmente por medio de los sacramentos, de la predicación sagrada, de la catequesis y de la acción caritativa.


Quienes hoy formamos la parroquia de Santa María en Don Benito, nos sentimos felices de poder celebrar este 125 aniversario, dando gracias a Dios por la acción fecunda y evangelizadora de nuestra parroquia a lo largo de todos estos años. Somos conscientes que formamos parte de una larga cadena de sacerdotes y fieles laicos que en estos años han caminado juntos, haciendo Iglesia, y entre todos hemos construido una hermosa y viva realidad. Nuestro deseo es seguir transmitiendo la fe, con la misma fidelidad y compromiso con la que la vivieron los que nos han precedido, con la esperanza, cierta y confiada, de que otros recogerán el testigo de que Santa María siga siendo, para el que quiera buscarla, la “fuente de la aldea”.


HIMNO DE LA PARROQUIA DE SANTA MARÍA

Letra y música: Rosario Pinto García Mora

Madre nuestra, Santa María,

con tus manos abiertas a Dios.

Madre nuestra, Santa María,

¡Tu parroquia presenta al Señor!

 Mientras todos vamos caminando

Que esta grey siempre mire hacia ti.

Seas tú, nuestro modelo

Y decirle a Jesús siempre si.

Seas tú, nuestro modelo

Y unidos a tu Hijo vivir.

 Madre nuestra, Santa María...

Siendo hermanos, somos peregrinos

De este mundo hasta el celestial.

Con tu ayuda y tu consuelo

El camino más corto se hará.

Con tu ayuda y tu consuelo

La esperanza aquí reinará.

 Madre nuestra, Santa María...


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