miércoles, 25 de enero de 2017

ME ACERCARE AL ALTAR DE DIOS....


La simplificación de la liturgia de la misa, fruto de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II hizo que la popular y entrañable figura del monaguillo pasara de ser indispensable, a ser del todo prescindible, por lo que esta antiquísima  institución casi que ha desparecido, o en el mejor de los casos ha quedado en una simple figura decorativa, con monaguill@s ocasionales "de brazos caídos", y esto por mas que el Concilio Vaticano II haya hecho hincapié en la importancia de los  ministerios laicales y este, el de los acólitos sea, en sentido amplio,  uno de ellos.



Esta desatención o abandono de este verdadero ministerio, encomendado durante siglos a los niños, ha tenido consecuencia no menores para la pastoral. Estas son algunas, según mi punto de vista.

1.- Una gran parte de los que hoy somos sacerdotes fuimos monaguillos. Junto al altar fue creciendo el gusto por las cosas de Dios,  que cuajó luego en la vocación sacerdotal.  

2.- En el fondo de toda vocación sacerdotal casi siempre hay uno o varios sacerdotes a los que siendo uno siendo niño trató, admiró, y quiso "hacer lo que él", es decir, tener su misma "profesión".


En esta época de crisis de vocaciones, en que tantos seminarios están vacíos, ¿no sera una de las causas de la actual falta de vocaciones el que los sacerdotes hayamos  perdido la capacidad de entusiasmar a los niños con el sacerdocio por experiencia y cercanía, que es como los niños conocen las cosas? Mi admirado San Manuel González, el obispo de los sagrarios abandonados, canonizado el pasado mes de octubre, decía que el mejor catecismo es un buen catequista; me permito parafrasearlo afirmando que la mejor pastoral vocacional es un sacerdote que dedica tiempo a los monaguillos. Sinceramente no creo que sirvan para mucho esos elaborados planes vocacionales, de moda en muchas diócesis, calcados unos de otros. A los resultados me remito: Los seminarios siguen vacíos muchos de ellos.

(Como dato ilustrativo puedo decir que hace algunos años fui designado junto con otros compañeros sacerdotes para elaborar el primer plan de pastoral vocacional de nuestra diócesis. Se nos encargó entonces "rastrear" en Internet los planes vocacionales de las distintas diócesis de España, para tomar una idea. Me llevé la sorpresa que, por aquellos tiempos, las diócesis con mas seminaristas, curiosamente,  no tenían ningún plan vocacional, al menos redactado. Y es que me parece que en esto de las vocaciones, como en otras cosas tocantes a la fe "el Espíritu sopla donde quiere", muy lejos del marketing mundano  del que a veces nos dejamos arrastrar en la Iglesia. )






En nuestra parroquia hemos intentado siempre tener y cuidar un grupo de monaguillos. Actualmente contamos con un nutrido equipo de niños que prestan este servicio a la parroquia, y como no queremos que sean solo "de adorno" ni "de brazos caídos", tenemos nuestro sencillo "plan de formación", que consiste en un encuentro los martes para conocer todo lo que al culto se refiere (ornamentos, objetos que se utilizan en la liturgia, el significado de las ceremonias.... ) y los domingos, antes de la misa parroquial, para distribuir las funciones y que  cada uno sepa muy bien su cometido ¡y no se choquen en el altar! No faltan tampoco los momentos de oración. Todo esto va creando en los niños lazos de unión, sentido de compromiso con la Iglesia, y conciencia de la importancia de su cometido.




Nos consta lo mucho que agrada a la feligresía ver los domingos este grupo de monaguillos, que pone en el altar una nota de color y simpatía no exenta de solemnidad, contribuyendo a la vivencia de la celebración litúrgica dominical. 



Por todo ello desde aquí damos gracias a estos niños y a sus familias, orgullosas de ver a sus pequeños con las vestes propias de su oficio en las celebraciones litúrgicas. Algunos me dicen con satisfacción "mi papá también fue monaguillos". Y algún papá me ha referido alguna que otra anécdota de aquella etapa de su vida, siempre con cariño hacia aquel o aquellos sacerdotes que conoció siendo monaguillo y que dejaron en él tan grato recuerdo.

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