Imagenes de San Fulgencio y Santa Florentina en el bajo altar del relicario de Berzocana |
La iglesia diocesana de Plasencia
celebra hoy, 16 de enero, la festividad de su santo patrón, San Fulgencio de
Écija. La razón de este patronato es que en las primeras décadas del siglo XIV
sus reliquias fueron halladas en Berzocana, municipio de las Villuercas
perteneciente a la mitra placentina desde que fue fundada en 1189. Allí habían sido ocultadas -junto con las de su
hermana Santa Florentina- por los cristianos que, provenientes de Sevilla, huían
de la invasión musulmana, buscando refugio seguro en las tierras del norte de
la península.
La diócesis placentina vivió este
descubrimiento como una especial providencia del cielo, y eligió a San
Fulgencio por patrón principal, erigiendo en Berzocana, con el correr de los
siglos, un magnifico templo, adecuado estuche para guardar tan preciosas reliquias.
Catedral de Plasencia, templo madre de la iglesia diocesana |
Pedimos por eso hoy a San
Fulgencio, que interceda por nuestra querida diócesis que se acoge a su
patrocinio celestial. Lo necesitamos de veras, porque desde el pasado mes de
mayo la sede esta vacante, estamos esperando un nuevo obispo, y sea quien sea el elegido suponemos que no
lo tendrá fácil, pues no soplan vientos favorables para la fe católica en
general, ni nuestra iglesia diocesana se encuentra en el mejor de sus momentos,
basten como muestra algunos datos:
.- El Seminario Mayor tiene al
día de hoy tres alumnos, y el menor solo uno. La última ordenación sacerdotal
tuvo lugar en 2015, y la próxima no tendrá lugar hasta 2019, en que se
ordenaran dos; tendrán que transcurrir luego cuatro años para que se ordene el único seminarista que cursa en la actualidad el primer
año de estudios eclesiásticos; es decir que, en prácticamente diez años,
estamos hablando de cuatro nuevos sacerdotes, siempre, claro está, que perseveren los tres actuales seminaristas mayores, cosa que pedimos al Señor de todo corazón. Pero el
número es totalmente insuficiente para garantizar el relevo generacional.
.- No tenemos tampoco lo que se
dice un presbiterio saneado en número y edad. Los sacerdotes con residencia en
la diócesis son 106, de ellos 72 sobrepasan los 65 años, siendo la media de
edad del clero de 68 años. Solo 22 tienen menos de 40 años, y solo uno menos de
30. Las cifras están tomadas de la última Guía de la Iglesia en Plasencia y no son ningún secreto,
por mas que nunca se hable de ellas, ni sobre la base de su realidad se haya
previsto un mínimo plan de futuro.
La carencia de clero diocesano se
suple gracias a religiosos de varias congregaciones, y sacerdotes extranjeros
que prestan un servicio temporal como misioneros, o compaginan su periodo de
estudios en España con el servicio a parroquias, siendo el número de estos
sacerdotes de 50. Gracias a ellos es posible mantener con cierta holgura y
dignidad la estructura diocesana. Pero es un clero “de paso” que no puede ser la
solución ordinaria del problema, por muchas razones, en las que ahora no
entramos.
¿Que por que traigo a colación
estos datos y no otros? pues muy sencillo, porque el porvenir religioso de una
diócesis depende de sus sacerdotes, y hablar de sacerdotes es hablar de
seminario, pues los sacerdotes no nacen, se hacen, y la institución, el lugar y
el tiempo que la Iglesia utiliza para “hacer” sacerdotes es el seminario.
Nadie niega que el laicado tiene
una gran misión en la vida de la iglesia, pero sin sacerdocio no hay laicado,
lo dice la experiencia mas cercana. La falta de sacerdotes no ha traído a
nuestra diócesis un número significativo de laicos dispuestos a trabajar por el
Reino, mas bien al revés, pues los movimientos laicales tienen escasa implantación
entre nosotros, entre otras cosas, por falta de sacerdotes que les animen, lo que reconocen hasta
los mismos militantes. Quiere decir esto, en buena lógica que cuantos mas
sacerdotes haya, mas laicos habrá dispuestos a trabajar por el reino de Dios.
No hay nada mas que ver la vitalidad de los movimientos laicales en las diócesis con mas clero.
Es cierto que Evodia y Sintique,
Tito y Timoteo, a quienes el apóstol San Pablo llama “Colaboradores míos cuyos
nombres están en el libro de la vida” (Fil 4, 2-3) fueron laicos que abrieron
el camino del evangelio, pero no es menos cierto que fue la llamada de Pablo la
que abrasó sus corazones y los lanzó a la misión. Esto en no pocas ocasiones no
ha estado del todo claro en la pastoral diocesana, contraponiendo con demasiada
frecuencia clero-laicado, y creando un clima de desconfianza que para nada ha
favorecido la pastoral vocacional, y es una de las causas por las que el seminario,
corazón y esperanza de la diócesis, está vacio.
Seminario Diocesano. Fachada principal
|
Pidamos al Señor en este día, por
la intercesión de San Fulgencio, un obispo con valentía, decisión y libertad
para comenzar su tarea por donde está el problema de verdad, por arriba, por los sacerdotes y las vocaciones, porque
son las cumbres nevadas las que hacen fecundo todo lo que está materialmente
por debajo de ellas. Solo un clero abundante, bien formado, espiritual,
ilusionado en su ministerio, garantiza una iglesia diocesana viva y fecunda.
Frente a la falta de clero todo problema es menor en una diócesis, y dedicarse
a otras cosas es perder el tiempo,
porque si faltan los sacerdotes la Iglesia queda herida en su corazón.
¡Ojala que nuestro futuro obispo
sea un obispo de corazón sacerdotal, tenga por prioridad los sacerdotes y mire el seminario como la niña de sus ojos! No hay otra solución.
¡Querido San Fulgencio, patrón de
nuestra diócesis (titular tambien de mi primera e inolvidable parroquia de Los
Guadalperales que hoy celebra como es lógico su fiesta) regálale por su episcopado a
ese obispo que tu ya conoces, y que muy pronto será el nuestro, unas buenas
gafas para ver en profundidad lo que su futura diócesis necesita, y no permitas
que nadie le elija aquí el color de los cristales!
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