En
la Pascua
hemos comenzado a utilizar la “Olea Sacra”, pequeño armario de nueva creación, y fabricación "casera", cercano a la pila
bautismal, donde custodiar adecuadamente el Santo Crisma, el Óleo de los
Catecúmenos y el Óleo de los Enfermos.
Estos
“Oleos” se utilizan en la celebración de algunos sacramentos. En la llamada “Misa Crismal”, que celebra el
obispo en la catedral en los días de la Semana
Santa , son consagrados y bendecidos estos aceites (óleo), y distribuidos inmediatamente
después a todas las parroquias de la diócesis por medio de los arciprestes.
En nuestro arciprestazgo de Don Benito se depositan en el convento de las MM. Carmelitas, y allí acude cada párroco con sus "crismeras" (recipientes donde se contienen los óleos) a renovarlos cada Pascua de Resurrección.
Momento de la consagración del Crisma en la Catedral de Plasencia -Foto de archivo- |
Por significar el don de Cristo y la fuerza del Espíritu Santo, deben ser conservados con todo cuidado y honor. San Cirilo de Jerusalén, en una de sus bellas catequesis mistagógicas dice lo siguiente respecto del Crisma (aceite mezclado con perfume) que se utiliza en la administración de los tres sacramento que imprimen “carácter” (bautismo, confirmación, orden sacerdotal), y en la dedicación de altares e iglesias:
“No se trata de un simple y común ungüento. Pues, de la misma manera que, después de la invocación del Espíritu Santo, el pan de la Eucaristía no es ya un simple pan, sino el cuerpo de Cristo, aquel sagrado aceite, después que ha sido invocado el Espíritu Santo en la oración consecratoria, no es ya simple ungüento común, sino el don de Cristo y fuerza del Espíritu Santo, ya que realiza por la presencia de la divinidad, aquello que significa”.
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