Como en todas las
ciudades y pueblos de España, la procesiones de Semana Santa han recorrido la
pasada semana nuestras calles y plazas.
Ciertamente la Semana Santa dombenitense no cuenta con la larga tradición de otras localidades, ni con la masiva asistencia popular de otros lugares, pues las cofradías con mas solera se fundaron tan solo en la década de los años cincuenta del pasado siglo, cuando el fervor religioso estaba en España a flor de piel, y las demás, hasta completar las seis hoy existentes, son de muy reciente creación.
Ciertamente la Semana Santa dombenitense no cuenta con la larga tradición de otras localidades, ni con la masiva asistencia popular de otros lugares, pues las cofradías con mas solera se fundaron tan solo en la década de los años cincuenta del pasado siglo, cuando el fervor religioso estaba en España a flor de piel, y las demás, hasta completar las seis hoy existentes, son de muy reciente creación.
A quienes quieran
conocer la historia de la Semana Santa en Don Benito remito a al libro “Don
Benito Cofrade”, de Cristian Gallego
Martín-Romo y Daniel Fernández Herrera; una obra incomprensiblemente silenciada
y olvidada, cuando debiera ser un orgullo del mundo cofrade dombenitense, pues
muy pocas ciudades extremeñas cuentan con una historia de su Semana Santa, y
menos elaborada con la seriedad y documentación de esta; pero seguramente el
pecado de este olvido está en que los autores, dos jóvenes y entusiastas
cofrades, son de aquí, y ya sabemos la verdad de aquella sentencia
evangélica, “nadie es profeta en su tierra”.
Si alguien en Don Benito tiene autoridad, fundada en la documentación rigurosa, para hablar de cofradías y procesiones de Semana Santa, son ellos; por eso, no estaría mal que la Junta de Cofradías, promoviera de alguna manera la divulgación de este libro, que fue presentado discretamente hace unos años en la iglesia de Sagrada Familia, con notables ausencias cofrades, pero que ha tenido escasa divulgación.
Cuanto honraría la Junta de Cofradías a Don Benito, a su Semana Santa , y a si misma, si promoviese una edición popular de esta obra imprescindible al alcance de todos los amantes de las tradiciones y de la cultura local.
Seis son las
cofradías/hermandades que ponen en las calles de Don Benito un total de ocho pasos procesionales, de desigual calidad
artística. Dos de estas asociaciones, tienen sede canónica en nuestra
parroquia: la Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad, y la Hermandad de la
Oración en el Huerto y Ntra. Sra. del Rosario en sus Misterios Dolorosos que,
aunque propiamente reside en el templo de la Sagrada Familia, este –como todos
saben- es filial de Santa María.
Cada una de ellas tiene
su idiosincrasia: La de “la Soledad” se distingue por su veteranía, que le da
un marcado acento de seriedad, fiel a unas costumbres sólidas, asentadas por
décadas de experiencia. La de La Oración en el Huerto”, de reciente creación,
cuenta con el entusiasmo de la juventud de su junta directiva, y con todas las
dificultades de una criatura pequeña que quiere abrirse a la vida, con el
inconveniente que lo hace en unos tiempos para nada religiosos y en una ciudad
sin tradición cofrade.
La Cofradía de la Soledad dio
siempre culto a esta advocación de la Virgen. La actual imagen ( y tercera de las que han recibido culto público) es una bellísima obra de Antonio Bernal, y procesiona en un magnifico paso de
madera tallada y dorada, delicada obra de artesanía local, a la que no hace
mucho se ha añadido un suntuoso palio que da brillantez inusitada al
conjunto. Su cortejo en la noche del Viernes Santo es sin duda alguno el mas numeroso y popular de la Semana Santa de
Don Benito, a la que pone broche de oro, y que alcanza su cenit cuando la
Virgen, como una auténtica Regina Martyrum avanza por la avenida, al compás de la Banda
Municipal de Música y mecida acompasadamente por su cuadrilla de costaleros.
En la década de los
años ochenta se añadió como segundo titular de la Cofradía de la Soledad, el Stmo. Cristo de
la Paz, reproducción en madera de un crucificado de la escuela castellana de
Gregorio Fernández. Es portado en andas de bella talla, también de artesanía local,
la noche del Miércoles Santo. Este año se han añadido los hachones en las
esquinas, en sustitución de los faroles de estilo granadino que alumbraban al
Cristo. A nuestro parecer aportan al paso sobria solemnidad, y mejoran
notablemente su estética. Emotiva es la salida de la iglesia, pues por razón de la
angostura de la puerta sale inclinado, y mediante un mecanismo se eleva del todo una vez en el atrio parroquial, mientras suena una sentida composición musical, que
se considera ya como el “Himno al Cristo de la Paz”.
La Hermandad Parroquial
de la Oración en el Huerto, procesiona en la actualidad, en sencilla parihuela, únicamente
el paso de misterio incompleto, pues solo consta del Señor en
Getsemaní, obra nobel –y se nota- del imaginero Sevillano Enrique Calero
Rivera, siendo de desear que se completara esta escena cuánto antes con el
tradicional Ángel de la Pasión, que es el que identifica este misterio. La imagen de Ntra. Sra. de Rosario, bendecida
el pasado mes de febrero, no procesiona de momento. Es notable obra de Miguel
Ángel Valverde Jiménez.
El día elegido para
esta estación de penitencia es el Lunes Santo, partiendo desde la iglesia de la
Sagrada Familia, haciendo estación en Santa María, y regresando al citado
templo, en una larguísima y sinuosa carrera que la Junta de Gobierno de esta
corporación debiera reconsiderar si es la mas adecuada para un desfiles que no
acaba de congregar un lucido cortejo procesional, a pesar del entusiasmo y buena voluntad de los
organizadores, que ponen alma, vida y corazón en todo lo que promueven, y dejan
sobre todo muestras de su buen hacer en los altares efímeros que erigen para
sus cultos, verdaderos prodigios de arte y estética cofrade.
Estas son nuestras
procesiones, las de nuestra parroquia. Y aquí os dejamos esta reseña con la
gratitud a quienes trabajan durante todo el año para “hacer cofradía”, que es
lo mismo que “hacer Iglesia”, y por extensión colaborar al bien, prosperidad y
prestigio de esta ciudad en la que vivimos.
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