Confieso que voy a las procesiones porque no tengo mas remedio, y ofrezco al Señor el sacrificio en reparación de mis pecados, pues cada día me duele mas, y llevo peor, la indiferencia de muchos de los que están un rato "viendo la procesión" como el que ve la carroza de un carnaval, un desfile de motos, o la cabalgata de reyes. Lo pude comprobar sin ir mas lejos anoche, presidiendo una procesión, o el Domingo de Ramos "viendo" yo mismo otra, y lo seguiré notando seguramente en los próximos días.
Hoy, a una mayoría, un Cristo sufriente o una Virgen Dolorosa no les dice nada. Quedó para la historia aquella Semana Santa del "Perdona tu pueblo Señor..." o del "Sálvame Virgen María..." en la que el pueblo se conmovía ante un Nazareno o un Crucificado, pidiendo clemencia y piedad, por la sencilla razón que no saben el motivo profundo por el que Cristo está en una Cruz, o llora la Virgen.
Los interminables "desfiles procesionales" (¿De verdad hay necesidad de estar tres o cuatro hora en las calles, la mayoría de ellas vacías, sobre todo a partir de la medianoche?) han ganado en suntuosidad y brillantez, pero han perdido en recogimiento, devoción y fe, y por eso se "va a ver" a Cristo que sufre por nosotros comiendo pipas, fumando, o se atiende el móvil con sus estridentes sonidos, como si allí no pasará nada, ni un grupo de personas merecieran un mínimo de respeto.
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