Desde hace varios años, y
siguiendo los consejos del papa Francisco, hemos tenido la iglesia abierta todas las mañanas (por la tarde ya lo estaba siempre de 18.00 a 21.00) .
Cuando empezamos, lo que
llamamos entonces “Puertas Abiertas”, fue gracias a un grupo numerosos de
voluntarios, que se comprometieron a estar en la iglesia turnos de media hora, para
que no estuviera sola en ningún momento.
La pandemia, las
enfermedades, la edad de muchos de los voluntarios han hecho que los turnos se
hayan ido quedando con muchos “huecos”, y es por lo que vemos necesario
rehacerlos de nuevo.
Para eso hemos puesto una
hoja en la iglesia, de tal modo que la personas que deseen participar en este
voluntariado se apunten de nuevo, y podamos garantizar que la iglesia no queda
sola en ningún momento. Lo ideal es que haya dos personas por lo menos en cada
turno.
Estoy convencido del todo
que este “apostolado de la oración” es, siempre, pero más en este momento, el más
importante y efectivo de todos los apostolados parroquiales.
¿No seremos capaces, en
una parroquia tan grande, de conseguir que queden, de nuevo, cubiertos todos
los turnos?
¡Animo, que media hora se
pierde en cualquier cosa, y en la iglesia delante del Santísimo Sacramento es media
hora que se gana para el cielo! No hay tiempo mejor empleado que el de la adoración.
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