Hace unos años el Papa Francisco llamó a los responsables del
cuidado de los templos a tener las “iglesias abiertas y lucecita en el confesionario” indicando
la presencia del sacerdote.
A propósito de esta invitación, el sacerdote Don Jorge González.
Guadalix, decía en una entrada de su muy seguido blog “De profesión cura” lo siguiente:
Nos cuesta mucho ( a los sacerdote ).
Andamos siempre con tantas cosas que meternos en el confesionario simplemente a
esperar parece una pérdida de tiempo. Lo más que hacemos es atender a esa
persona que se dirige a nosotros o un ratito justo antes de la misa que no
siempre es posible mantener.
El confesor tiene que aprender del
pescador. Cobrar una buena pieza jamás se logra con prisas. Hay que dedicar horas, no moverse,
dejar la caña echada y esperar. A base de tiempo y serenidad acaba picando un
pez, y de vez en cuando un pez que merezca la pena.
Este año no hemos tenido en la parroquia
“celebración penitencial". Eso sí, a cambio, hemos aumentado mucho las
horas de presencia en el confesionario, incluso en algún momento hemos contado
con la presencia de algún otro sacerdote venido de otro lugar.
¿Cuál ha sido el resultado? Pues muchas
confesiones y algunas muy especiales. Digo más. Las confesiones más
especiales siempre han sido en esos momentos tontos en que no hay nadie o
parece que no hay nadie, y entra alguien en la iglesia, ve la lucecita
y algo le empieza a molestar por dentro hasta que sin saber muy bien por qué se
encuentra de rodillas ante el sacramento. Bendito sea Dios.
Quizá nos toque a los sacerdotes
acostumbrarnos a echar más horas de confesionario (…)
Un pescador jamás echa la caña cinco
minutos y se marcha. Un confesor no puede limitarse a los cinco minutos
de urgencia, sino que necesita echad tiempo, estar, dejarse ver y derrochar
paciencia. El resto, lo pone Dios.”
En la parroquia de Santa María este año tampoco tendremos la “celebración
penitencial”, entre otros motivos porque es imposible congregar a varios
sacerdotes, la razón muy simple: Cada día somos menos, y estas celebraciones comunitarias suelen tener lugar en días críticos, en los en que todas las parroquias hay muchas cosas que
atender; pero como en la parroquia de Don
Jorge, esta carencia está suplida por horas de atención al confesionario: Cómo
se avisó oportunamente hubo posibilidad de confesar durante el retiro del segundo domingo de
cuaresma, el cual estuvieron tres sacerdotes; el párroco está TODAS LAS TARDES DEL AÑO en
su confesionario antes de la Santa Misa; durante el septenario el padre predicador
confiesa antes del mismo...
En una ciudad como la nuestra, con cuatro parroquias y un convento de carmelitas con iglesia pública, en cualquiera de ellas se administra este sacramento, por lo que podemos decir que en Don Benito, quien no se confiesa es porque no quiere, pero no porque falten ocasiones para ello.
No dejes esta cuaresma de acercarte a este "sacramento pascual". Lo exige tu vida cristiana, que necesita de los sacramentos, y es un mandamiento -por tu bien espiritual y salvación eterna- de la Iglesia Madre: Confesar al menos una vez al año, en peligro de muerte y si se ha de comulgar... Y en "peligro de muerte" -creo yo- estamos todos los vivos...
En una ciudad como la nuestra, con cuatro parroquias y un convento de carmelitas con iglesia pública, en cualquiera de ellas se administra este sacramento, por lo que podemos decir que en Don Benito, quien no se confiesa es porque no quiere, pero no porque falten ocasiones para ello.
No dejes esta cuaresma de acercarte a este "sacramento pascual". Lo exige tu vida cristiana, que necesita de los sacramentos, y es un mandamiento -por tu bien espiritual y salvación eterna- de la Iglesia Madre: Confesar al menos una vez al año, en peligro de muerte y si se ha de comulgar... Y en "peligro de muerte" -creo yo- estamos todos los vivos...
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