jueves, 11 de febrero de 2021

LA NOCHE Y LOS SUEÑOS SON TAMBIÉN TIEMPO DE SALVACIÓN


Joseph Ratzinger (más tarde Benedicto XVI) escribía en su libro sobre La infancia de Jesús refiriéndose a los “sueños” del San José que aparecen en el Evangelio de San Mateo: “Solo a una persona íntimamente atenta a lo divino, dotada de una peculiar sensibilidad por Dios y sus senderos, le puede llegar el mensaje de Dios de esta manera”.

San José, durmiendo, está muy despierto, muy disponible para escuchar a Dios. Le sucede algo así como a los buenos padres. Quizá se hayan quedado dormidos o medio traspuestos, pero basta un gemido de su hijo para que, como si fuesen receptores de una señal especial, que solo ellos saben descifrar, se despierten al momento.

 

Primer sueño. El Ángel le ayuda a resolver un dilema


En el primer sueño el ángel lo ayudó a resolver su grave dilema: “No temas aceptar a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,20-21).

La respuesta de San José fue  inmediata: “Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado” (Mt 1,24). Con la obediencia superó su drama y salvó a María.

 

Segundo sueño. El Ángel le pide salvar la vida de Jesús

En el segundo sueño, el Ángel ordenó a José: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y huye a Egipto; quédate allí hasta que te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (Mt 2,13).

José no dudó en obedecer, sin cuestionarse acerca de las dificultades que podía encontrar: “Se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, donde estuvo hasta la muerte de Herodes” (Mt 2,14-15).

En Egipto, san José esperó con confianza y paciencia el aviso prometido por el Ángel para regresar a su país.

 

Tercer sueño. El Ángel le pide que vuelva a Israel


En un tercer sueño, el mensajero divino, después de haberle informado que los que intentaban matar al niño habían muerto, le ordenó que se levantara, que tomase consigo al niño y a su madre, y que volviera a la tierra de Israel (cf. Mt 2,19-20).

San José, una vez más, obedeció sin vacilar: “Se levantó, tomó al niño y a su madre y entró en la tierra de Israel” (Mt 2,21).

 

Cuarto sueño. El Ángel le advierte que vaya a la región de Galilea

Sin embargo, durante el viaje de regreso, “al enterarse de que Arquélao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, avisado en sueños —y es la cuarta vez que sucedió—, se retiró a la región de Galilea y se fue a vivir a un pueblo llamado Nazaret” (Mt 2,22-23).

 

SAN JOSÉ Y EL PAPA FRANCISCO

El papa Francisco, que inauguró su pontificado en la solemnidad de San José, ha hablado de estos “sueños” de San José: “Yo quiero mucho a San José, porque es un hombre fuerte y de silencio y en mi escritorio tengo una imagen de San José durmiendo y durmiendo cuida de la Iglesia”.


El Papa dice que cuando tiene un problema deja un “papelito” debajo de la imagen para que el santo lo ayude.

San José cuidó, como padre, de la Sagrada Familia, de la Santísima Virgen María y de Jesús. Y cuida también de la familia de Jesús que es la Iglesia. La cuida hasta durmiendo, como los padres que, incluso durmiendo, no se olvidan de sus hijos.


DIORAMA DEL “SUEÑO DE SAN JOSE” EN NUESTRA IGLESIA PARROQUIAL.

Cómo pequeña catequesis visual en el año de San José, hemos colocado en la iglesia un “diorama” que evoca los cuatro sueños de nuestro querido patriarca.

Las figuras de barro lienzado de artesanos murcianos, representan de forma popular al santo sumido en un profundo sueño, arropado con su manto; junto a al ángel en forma de mancebo, simboliza lo que está sucediendo en el interior de su alma. La escena se sitúa en el taller de Nazaret, “pequeño y pobre taller, silencio y paz, amor y fe”, perfectamente ambientado con todos los elementos de una carpintería tradicional, en la que no falta el “banco”, ni las herramientas propias del oficio, ni la alacena con todos los útiles para el acabado final de los pequeños y rústicos muebles.

Junto al diorama, y como complemento catequético se ha colocado la explicación de los cuatro sueños.








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