Joseph Ratzinger (más
tarde Benedicto XVI) escribía en su libro sobre La infancia de Jesús
refiriéndose a los “sueños” del San José que aparecen en el Evangelio de San
Mateo: “Solo a una persona íntimamente atenta a lo divino, dotada de una
peculiar sensibilidad por Dios y sus senderos, le puede llegar el mensaje de
Dios de esta manera”.
San José, durmiendo, está muy despierto, muy disponible para escuchar a Dios. Le sucede algo así como a los buenos padres. Quizá se hayan quedado dormidos o medio traspuestos, pero basta un gemido de su hijo para que, como si fuesen receptores de una señal especial, que solo ellos saben descifrar, se despierten al momento.
Primer
sueño. El Ángel le ayuda a resolver un dilema
En el primer sueño el
ángel lo ayudó a resolver su grave dilema: “No temas aceptar a María, tu mujer,
porque lo engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y
tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”
(Mt 1,20-21).
La respuesta de San José
fue inmediata: “Cuando José despertó del
sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado” (Mt 1,24). Con la
obediencia superó su drama y salvó a María.
Segundo
sueño. El Ángel le pide salvar la vida de Jesús
En el segundo sueño, el
Ángel ordenó a José: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y huye a
Egipto; quédate allí hasta que te diga, porque Herodes va a buscar al niño para
matarlo” (Mt 2,13).
José no dudó en obedecer,
sin cuestionarse acerca de las dificultades que podía encontrar: “Se levantó,
tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, donde estuvo hasta la
muerte de Herodes” (Mt 2,14-15).
En Egipto, san José
esperó con confianza y paciencia el aviso prometido por el Ángel para regresar
a su país.
Tercer
sueño. El Ángel le pide que vuelva a Israel
En un tercer sueño, el
mensajero divino, después de haberle informado que los que intentaban matar al
niño habían muerto, le ordenó que se levantara, que tomase consigo al niño y a
su madre, y que volviera a la tierra de Israel (cf. Mt 2,19-20).
San José, una vez más,
obedeció sin vacilar: “Se levantó, tomó al niño y a su madre y entró en la
tierra de Israel” (Mt 2,21).
Cuarto
sueño. El Ángel le advierte que vaya a la región de Galilea
Sin
embargo, durante el viaje de regreso, “al enterarse de que Arquélao reinaba en
Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, avisado en sueños
—y es la cuarta vez que sucedió—, se retiró a la región de Galilea y se fue a
vivir a un pueblo llamado Nazaret” (Mt 2,22-23).
SAN JOSÉ Y EL PAPA FRANCISCO
El papa Francisco, que inauguró su pontificado en la solemnidad
de San José, ha hablado de estos “sueños” de San José: “Yo quiero mucho a San José, porque es un hombre fuerte y de silencio
y en mi escritorio tengo una imagen de San José durmiendo y durmiendo cuida de
la Iglesia”.
El Papa dice que cuando tiene un problema deja un “papelito”
debajo de la imagen para que el santo lo ayude.
San José cuidó, como padre, de la Sagrada Familia, de la
Santísima Virgen María y de Jesús. Y cuida también de la familia de Jesús que
es la Iglesia. La cuida hasta durmiendo, como los padres que, incluso
durmiendo, no se olvidan de sus hijos.
DIORAMA DEL “SUEÑO DE SAN JOSE” EN
NUESTRA IGLESIA PARROQUIAL.
Cómo pequeña catequesis visual en el año de San José, hemos
colocado en la iglesia un “diorama” que evoca los cuatro sueños de nuestro
querido patriarca.
Las figuras de barro lienzado de artesanos murcianos,
representan de forma popular al santo sumido en un profundo sueño, arropado con
su manto; junto a al ángel en forma de mancebo, simboliza lo que está
sucediendo en el interior de su alma. La escena se sitúa en el taller de
Nazaret, “pequeño y pobre taller, silencio y paz, amor y fe”, perfectamente
ambientado con todos los elementos de una carpintería tradicional, en la que no
falta el “banco”, ni las herramientas propias del oficio, ni la alacena con
todos los útiles para el acabado final de los pequeños y rústicos muebles.
Junto al diorama, y como complemento catequético se ha colocado
la explicación de los cuatro sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.