4 mayo
III DOMINGO TIEMPO DE PASCUA
LA SANTA MISA EXPLICADA PASO A PASO
EL LAVABO
En muchos lugares se ha abandonado el rito en el que el sacerdote se lavaba las manos, bien después de depositar en el altar la patena y el cáliz, bien después de la incensación.
Es verdad que el rito del lavabo es secundario, pero no por eso, hay que pensar que no es significativo o superfluo, pudiendo suprimirse sin más (los sacerdotes no deben tomarse la liturgia como algo propio que cambian a su gusto, pues la liturgia es de la Iglesia y solo ella tiene autoridad para modificar los ritos). La reforma del misal no lo ha suprimido en ninguna de sus ediciones. En la Introducción del misal romano del año 2000 aparece en el número 76: «A continuación, el sacerdote se lava las manos en el lado del altar. Con este rito se expresa el deseo de purificación interior».
El sacerdote ya tiene las manos limpias; ¿por qué se lava las manos otra vez? Para decir, con un gesto externo, que igual que el agua va a quitar de sus manos las pequeñas suciedades, del mismo modo pide a Dios que su gracia y misericordia limpie su alma de sus suciedades (pecados, amor propio, faltas de amor, etc.). Pídeselo tú también, con las palabras que en voz baja dice el sacerdote: ¡Señor, lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! Puedes pensar que es la Sangre de Cristo en la Cruz, que ahora estará sobre el altar, la que realmente nos ha conseguido el lavado y perdón de nuestros pecados.
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