Como estaba anunciado, en la noche del sábado 18 de junio, en la ermita de Ntra. Sra. de las Cruces, celebramos la Vigilia de Pentecostés. A pesar de la poco agradable noche, en lo que a climatología se refiere, un numeroso grupo se congregó en torno a la Virgen para -como dijo Don Juan Manuel- "recordar las maravillas de Pentecostés, cuando el Espíritu
Santo en forma de lenguas de fuego, descendió sobre los apóstoles reunidos en el
cenáculo de Jerusalén, haciendo que se pusieran a hablar de las maravillas de
Dios, y siendo entendidos por todos, cada uno en su propia lengua, como un
preanuncio de que el Espíritu de Dios había de congregar en una misma fe, a los
que el pecado había dividido en diversidad de lenguas".
La vigilia se inició con un lucernario y se desarrollo con el esquema litúrgico del oficio de lecturas propio de la solemnidad, al que se añadieron los cánticos y el evangelio con la correspondiente homilia. Los cantos, que tanto ayudaron a vivir la celebración, estuvieron cargo de Don Jesús.
Fue una celebración intima, profunda y gozosa, en un lugar entrañable y querido ungido de oración, de alabanza y plegaria como es la ermita de las Cruces, que si bonita es de día, de noche cobra un especial encanto.
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