jueves, 5 de junio de 2025

SANCIÓN A LA PARROQUIA POR PARTE DE LA JUNTA DE EXTREMADURA

 


COMUNICADO A LA FELIGRESÍA

El pasado mes de Diciembre de 2024, previos todos los permisos de la autoridad competente, se procedió a retirar de la torre de la iglesia parroquial un nido de cigüeñas que amenazaba con caer a la calle de San Antonio por su poca estabilidad. Con este motivo se aprovechó para limpiar en profundidad las cubiertas, labor que se hace todos los años, pues las innumerables aves que anidan en los tejados producen gran cantidad de excrementos y suciedad, que atascan continuamente los desagües, produciendo humedades y filtraciones a las bóvedas y muros, si no se cuida.

El profesional contratado para la operación, queriendo hacer muy bien su trabajo, y para “aprovechar” la presencia de la costosa grúa y “ahorrar” gastos a la parroquia, procedió a retirar dos viejos montones de leña, que en su tiempo se supone fueron nidos de cigüeñas, pero donde hace años no anidaba ninguna de estas aves, pues los animales escogen para su hábitat unos lugares y desechan otros.

Alguien, con muy mala inquina y deseos de dañar a la parroquia y a un humilde trabajador, denunció ante el SEPRONA la retirada de lo que, sin más prueba que su palabra y criterio (no hay testigo grafico de nada), consideró eran dos nidos de cigüeña en toda ley.

Personada en los días posteriores en la parroquia una pareja de la Unidad para la Protección de la Naturaleza con el fin interrogar al párroco y al albañil sobre el hecho denunciado, y habiendo recibido de estos las explicaciones oportunas, acompañadas de un escrito relatando los hechos, apoyado con fotografías, nada ha surtido efecto y los “infractores” (parroquia y albañil) han sido sancionados por “delito grave contra la naturaleza” por la Conserjería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo con la nada despreciable cantidad de 3.500 €.

Ponemos en conocimiento de la feligresía estos hechos, que nos afectan por varias razones:

Primero por la fea acción de quienes para nada valoran los esfuerzos económicos que hace una parroquia por mantener un edificio singular, que forma parte de la historia y del patrimonio de la ciudad de Don Benito; que sirve de hábitat de innumerables aves, que jamás son molestadas; prueba de ellos es que la misma parroquia concedió hace años permiso para instalar cajas nidos para especies protegidas, aprovechándose la consejería de la misma grúa y albañiles que aquella ocasión tenía contratados la parroquia para limpieza de la torre.

Segundo por la injusticia que supone esta sanción por parte de quienes tienen la obligación de protegerla naturaleza, pero que no aportan la más mínima subvención, ni mano de obra especializada, ni medios técnicos necesarios, y ni siquiera se personan a vigilar el desarrollo de las operaciones para las que han dado visto bueno.

Tercero por la nada despreciable cantidad de 3500 €, que muy bien habrían venido para otras obras de mantenimiento del templo, apostolado y caridad, que es para lo que una parroquia destina los recursos económicos que le aportan sus feligreses.

Y a quienes están muy pendientes de los “tejados ajenos”, les invitamos a ser muy coherentes y solicitar a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible, plataformas para cigüeñas y cajas nidos para sus tejados, que a lo mejor así comprenden lo que supone y cuesta mantener un edificio, y para otra ocasión sean  un poco más responsables, solidarios y buenas personas, que denuncian ante la autoridad situaciones verdaderamente graves y dañinas para la sociedad y los individuos, y no retirar un poco de leña de un tejado.

Don Benito 2 de junio de 2025





Solicitud para retirar un nido por parecer peligroso. Se concede el permiso, pero nunca nadie se personó a examinar su estado.


Escrito elaborado a petición de SEPRONA una vez puesta la denuncia.







 


miércoles, 28 de mayo de 2025

EL QUE LO VIO DA TESTIMONIO




“EL QUE LO VIO DA TESTIMONIO”

(Jn 19,35)

 Una de las formas tradicionales de sustento de la comunidad de monjas carmelitas descalzas de Don Benito, ha sido -y sigue siendo- el planchado y almidonado de todo tipo de ajuares del hogar (mantelerías, juegos de sábanas, pañitos…), y de las iglesias (manteles de altar, purificadores, corporales…), en lo que son maestras consumadas por su impecable y buen hacer.

El lunes 22 de noviembre de 2021, llevaron al convento para su lavado algunos lienzos de altar, entre ellos un  corporal [1]procedentes de un oratorio particular del entorno de don Benito, donde un sacerdote, amigo de la familia propietaria, había celebrado la Santa Misa los días previos. Cómo debe hacerse con los lienzos que han estado en contacto directo con las especies eucarísticas, la monja encargada procedió a “purificarlos” antes de su lavado y planchado. Al desplegar el corporal observó en su interior una partícula en forma de media luna, de unos dos centímetros de largo, supuestamente de una hostia consagrada sobre ese corporal que, accidentalmente, debió desprenderse sin que el sacerdote celebrante se apercibiera; con todo cuidado y respeto depositó la partícula en un recipiente con agua común en la sacristía, cubriéndolo con la tapadera, para esperar su disolución y proceder a verter el agua en la tierra de la piscina [2] una vez deshecha.

Una semana después, 29 de noviembre de 2021, al observar la hermana sacristana el recipiente para ver si ya se podía verter el agua en la "piscina", pudo comprobar que, en cada uno de los extremos de la “media luna”, se habían formado unos grumos, voluminosos y consistentes, de un color rojo semejante al de la sangre.

Avisada la madre priora, presintiendo esta que lo ocurrido no se correspondía con lo que es normal en casos semejantes, lo puso en conocimiento del capellán que suscribe estas líneas. Avisados por este acudieron en los días inmediatos dos profesionales de laboratorio de análisis clínicos, personas discretas y religiosas, coincidiendo ambos que, a “simple vista”, lo que había en el recipiente, flotando en el agua, tenían toda la apariencia de dos coágulos de sangre.

Con todo respeto y cuidado, a indicación del capellán, los tomaron con una perilla de aspiración, y los depositaron en dos tubitos de ensayo para su mejor conservación, custodia y posible examen científico.

De todo lo acontecido la madre priora dio oportuna cuenta al prelado diocesano (que estaba ya preconizado para otra diócesis y no pudo ocuparse más del asunto) y al administrador apostólico. 

Actualmente los “coágulos” siguen en las ampollas de vidrio donde se colocaron. No se han disuelto, aunque ahora -tres años después-  presentan a “simple vista”- el aspecto de una “epidermis” (no se nos ocurre otra comparación) con unas pequeñísimas manchas color óxido.

Por indicación del obispo administrador apostólico -máxima autoridad diocesana en el momento de los hechos- las ampollas se guardaron cuidadosamente.

El que esto suscribe, sacerdote capellán del convento, no tiene ninguna cualificación para emitir juicio ni opinión alguna, pero ha sentido la necesidad interior y de conciencia de “dar testimonio de lo que ha visto”, de forma que quede constancia del suceso, como así lo hace bajo su exclusiva responsabilidad.

 

Juan Manuel Miguel Sánchez.

Capellán convento MM. Carmelitas Descalzas de Don Benito.

Puesto por escrito el 22 de agosto de 2024



[1] Corporal: Lienzo de tela, de unos 40x40 cm que se extiende sobre los manteles del altar y sobre él se coloca la hostia y el cáliz. Se guarda plegado de tal forma que al desplegarse forma nueve cuadros

[2] Piscina: Se llama así, en términos litúrgicos, a un depósito con desagüe directo a la tierra donde se echa el agua que ha sobrado de una función sagrada. Suele estar en la sacristía.



Recipiente reservado en la sacristía del convento para el depósito de partículas procedentes de la eucaristía.



manchas surgidas en cada uno de los extremos de la 
partícula,




Una de las "formaciones rojizas" introducidas en el tuvo de ensayo para su conservación.


Aspectos que presentan actualmente, 3 años después.