DESPROPORCIONES

Hace pocos días ha llegado al despacho parroquial el "Boletín oficial del obispado de Plasencia", publicación obligatoria en todas las diócesis, que en la nuestra suele editarse dos veces al año. 
En secciones fijas recoge homilías  y cartas pastorales del obispo, que forman parte del magisterio ordinario de quien tiene el carácter y la potestad episcopal, y por tanto el "munus docendi ";  y la documentación de carácter oficial, emanada de su cancillería-secretaria general, en  orden al buen gobierno de la Iglesia diocesana, como son nombramientos y decretos.

El presente boletín (Año 159, numero 2) está dedicado todo él al "magisterio" del administrador diocesano, así como a sus actos  de gobierno, en concreto nombramientos, que no han sido precisamente pocos, a pesar de que como se dice en el mismo boletín (pag. 85), en un artículo firmado por el Administrador Diocesano, el gran criterio de actuación para el Administrador Diocesano, es que "mientras la Sede esté vacante, no se debe innovar nada" (CIC 428)

Y es precisamente leyendo por curiosidad esta sección donde me quedo perplejo: Se nombra párroco de la parroquia de la Inmaculada Concepción de Grimaldo, arciprestazgo de Mirabel, a don (...). Hasta ahí bien, lo correcto, si no hay párroco hay que nombrarlo. Pero a seguido se nombra Vicario Parroquial de la parroquia de la Inmaculada Concepción de Grimaldo a Don (...). El nombramiento no tendría mayor trascendencia si no fuera porque la mencionada población, tiene según el último censo del Instituto Nacional de Estadísticas ¡69 habitantes! que ni todos vivirán en el pueblo habitualmente, ni todos serán necesariamente católicos y por lo tanto feligreses de la parroquia.

En el territorio que abarca nuestra demarcación parroquial viven según calculo estimado 13.000 personas, ciertamente no todas serán católicas, pero se considera a esta  feligresía la mas numerosa de la diócesis, y desde el pasado septiembre ¡está encomendada a un solo sacerdote! (que además es capellán de las MM Carmelitas) por quien nombra un vicario parroquial para sesenta y nueve feligreses. Desde luego, cuando menos, con todo mi respeto y religioso acatamiento, una desproporción.