Soy sacerdote. Desde niño me enseñaron a respetar a los demás. en el seminario me educaron en la libertad. He intentado no ofender nunca a nadie por sus creencias o formas de pensar; tengo familiares y amigos de izquierda y de derecha, casados por la iglesia, por lo civil, y simplemente parejas de hecho. Nunca he marginado a nadie por su sexo o condición sexual. Jamas he intentado imponer nada a nadie, aunque todos los días rezo para que todos descubran el camino de la fe, de la bondad y de la belleza del Evangelio que a mi me hace feliz, y no me quiero guardar para mi solo. No se lo que hago mal para que mi fe, mis creencias, mi vida, tenga que ser todos los días insultada por los que no piensan lo mismo que yo. Creo que no me lo merezco y estoy harto. Yo no voy por la calle insultando a la gente por como viste, aunque muchos se mofen de mi traje clerical, ni aprovecho el micrófono ni a quienes tengo delante para hacer escarnio de las cosas que para otros son importantes por ridículas que a mi me parezcan. Yo nunca me he metido con nadie y me gustaría que hicieran lo mismo conmigo, que para eso vivo en un país, se supone, democrático y moderno.
Juan Manuel Miguel Sánchez
Buenos días! Hace muchos años que te conozco, y me alegro. A pesar de que no vivo en Don Benito, he tenido la oportunidad de asistir a bastantes misas oficiadas por ti o con tu colaboración, he estado muy atenta a tus homilías que me han encantado, sencillas y directas al corazón, además cantas fenomenal. Me consta que eres un sacerdote "por y para todos" sin ningún tipo de discriminación. Por favor, que no te afecten estos comentarios de estas malas personas que lo único que hacen es poner en manifiesto la "envidia" que sienten hacia una buena persona, con gran vocación y mucha fe. Que Dios te bendiga.
ResponderEliminarUn buen sacerdote!
ResponderEliminarEstupendo artículo. Enhorabuena por tu descripción sencilla y sincera de tu persona.
ResponderEliminarEs hora de que personas valientes como tu digan: estamos hartos... ya está bien de tantas ofensas y desprecios a todo lo que es religioso y a los católicos en general.
No podemos callar, ante tantos insultos y desprecios, no podemos achicarnos ante intolerantes que no tienen sentido de lo que es respeto a las creencias religiosas de los demás.¡NO!Hay que hablar hermanos...
ResponderEliminarAplaudo las palabras de D.Juan Manuel, valientes y sinceras. Gracias.