jueves, 31 de diciembre de 2020
BIENVENIDO 2021
martes, 29 de diciembre de 2020
IN MEMORIAM
El día de Nochebuena me sorprendió la noticia de la muerte de Rosario Cordero Martin -Charo- , que actualmente era la presidenta de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres, y desde hace muchos años alcaldesa de Romangordo, de donde viene mi amistad y relación con ella, pues serví como párroco a esa feligresía, que se acoge a la titularidad de la mártir Santa Catalina de Alejandría, durante siete años, en concreto desde el 2000 al 2007.
Llegué a Romangordo cuando
el templo parroquial había sido reabierto después de una larguísima “restauración”
de varios años que, paradójicamente, dejó grandes, “grietas”, tanto en lo
material como en lo espiritual.
En la obra material, por
las profundas carencias de la desafortunada intervención, que para nada fue
fiel al ambicioso proyecto trazado por los técnicos de la Junta de Extremadura,
que fue quien financió y dirigió la obra, en orden sobre todo a salvar los
magníficos artesonados mudéjares de los siglos XV y XVI, rarísimo ejemplar de
cubierta de madera, yo diría casi único en nuestra región.
En lo espiritual, años de
“mínimos” en la vida parroquial a consecuencia del templo cerrado, y la
actividad reducida al culto dominical, celebrado en un local, con lo que eso
implica de provisionalidad. No obstante, tengo que decir en honor a la verdad que lo esencial se había mantenido, gracias a la religiosidad probada de la recordada
feligresía de Romangordo, amante, como pocas he conocido, de sus tradiciones y
de su patrimonio de fe, de piedad y de costumbres, conservado a pesar de los avatares
comunes a las pequeñas poblaciones (emigración, falta de sacerdote residente, ausencia
de niños…).
Pero allí estaba Charo,
“la alcaldesa”. Desde el principio hubo entre ella y yo una “conexión” de
intereses, pues cada uno, desde nuestro ámbito propio, no teníamos otro afán
que el bien de Romangordo; ella el del pueblo, y yo el de la parroquia, que
prácticamente vienen a coincidir en nuestras realidades concretas, porque, al
menos nominalmente, casi todos los habitantes de nuestros pueblos son católicos
y se consideran “feligreses” de la parroquia.
En un pueblecito pequeño
la parroquia tiene un peso específico grande, como aglutinadora de muchos
ámbitos de la vida, o al menos aún lo tenía en aquellos años. Charo era consciente de lo que una parroquia
viva podía suponer para el conjunto de los habitantes de su pueblo, y para ella
misma, pues además de alcaldesa, era una buena feligresa. Por
eso, en su “plan” para sacar a flote a su querido Romangordo (dar a conocer su
nombre y sus bondades, crear puestos de trabajo que acabasen con la sangría de
la emigración y del abandono de la España rural, niños que llenasen de alegría
casas, calles y plazas, bienestar para los mayores…) nunca vio la parroquia como algo ajeno al pueblo, sino
muy al contrario, se sintió antes que nada hija de su parroquia a la que quería
entrañablemente, y procuró, en lo que estaba a su alcance, todo lo que pudo
para que el edificio de la iglesia, el más singular del pueblo, el más frecuentado,
y el más sentido como propiedad de todos, estuviera lo más digno posible. Esto se tradujo – en el tiempo en que yo
estuve al frente de la parroquia, que es del que hablo- en muchos detalles,
quizás el más sobresaliente la dotación de los nobles bancos de El Parral, que
vinieron a sustituir a las incómodas “bancas”. Sabedora de cuanto me gustaba a mí
la tradición del Belén, adquirió –detalle de finura y cariño que yo agradecí
mucho- un buen número de figuritas de muy buena calidad, algunas mecanizadas, con las que cada año construíamos un bonito nacimiento, centro de la Navidad, en torno al cual se cantaban los preciosos
villancicos que yo no he oído nunca más en otros sitios, y que forman parte del
“patrimonio inmaterial” de Romangordo, que no poco debe en este apartado a la
labor del Padre Ángel Barquilla (q.e.p.d.), benemérito religioso agustino, hijo
del pueblo.
Pero no solo a lo
material se redujo su colaboración con la parroquia, pues también las
festividades religiosas propias del pueblo contaron siempre con el apoyo de la
alcaldesa. A mi iniciativa se debió “restaurar” la fiesta del Cristo en
septiembre, prácticamente perdida, pero ella la incentivó extraordinariamente con
elementos de carácter popular para que todos la viviesen y participasen. Y
nunca faltaron desde el ayuntamiento por ella presidido, los elemento que dan
tono festivo a las celebraciones religiosas de nuestros pueblos, como son banda
de música, coros, cohetes… y mesa para compartir comida y, sobre todo, amistad
entre vecinos, elementos que no faltaron ni en San Blas, ni en la Pascua
Florida, ni en Santa Catalina. Con gusto especial preparaba la fiesta de la
Virgen de Guadalupe que cada año reunía por turno en un pueblo a las
poblaciones de la antigua Campana de Albalat (Casas de Miravete, Higuera y
Romangordo), para celebrar a la Patrona de Extremadura en el día de la
comunidad autónoma.
Todo ha venido a mi
memoria al conocer la noticia de su muerte, y no quiero dejarlo en el tintero,
en homenaje a ella y a su querido (y mío también) Romangordo. No se me olvidan
las palabra que, parafraseando la historia bíblica de José en Egipto, me dirigió en mi
despedida de la parroquia Don Manuel Prieto Ramiro: “Han sido siete años de vacas gordas y
espigas granadas”. Lo fueron, ciertamente, pero parte de aquellos años de
“bonanza” para la parroquia, se deben
sin duda a Charo.
Como recuerdo, el
ayuntamiento me obsequio el día de la despedida con un lienzo pintado al óleo,
que conservo con mucho cariño en mi casa. Es una vista de la Plaza de España,
reformada y reordenada durante el mandato de Charo, con el adorno de los grupos
escultóricos en bronce, que representan a niños jugando. Alguien me dijo una
vez, que hubiera sido más propio haber tomado la plaza desde un ángulo en el
que destacara la iglesia parroquial, edificio más singular y característico que
los reflejados en la pintura. Pero todo tiene su historia, y la plaza está
vista precisamente desde la puerta de la iglesia, pues Charo quiso que yo
contemplara siempre Romangordo, desde la parroquia, como cuando iba o venía,
entraba y salía a ejercer mi ministerio, con el eco silencioso de aquellos
niños juguetones de bronce, que yo había ponderado en una homilía de las
fiestas de San Blas, como un deseo y un sueño de tiempos de crecimiento y
progreso para Romangordo.
En estos años me he alegrado
mucho cuando por la prensa he tenido noticias de Romangordo y de todas las
iniciativas que se han llevado a cabo desde la municipalidad hasta llegar a
colocar su nombre en un lugar de referencia en Extremadura. Me alegré mucho
cuando supe que Charo había sido elegida presidenta de la diputación
provincial. Sabía que llegaba a ese lugar de referencia de los municipios, una
“política” en el pleno sentido etimológico de la palabra, que define con
exactitud esa noble profesión (hoy tan manchada por algunos), pues política
viene del griego “polis”, que significa ciudad, y “político” es –debe ser- el
que está al servicio de la “polis”, es decir, de la ciudad y de sus ciudadanos.
Y eso ha sido Charo, una política enamorada de su pueblo antes que de unas
siglas, buscadora infatigable del bien
de su pueblo sin distinción, y por eso me consta que ha sido ampliamente
querida por todos, sin diferencias ideológicas, y su muerte llorada de verdad.
La relación con Charo, una vez que yo dejé Romangordo se reducía prácticamente a un saludo afectuoso en Guadalupe cada 8 de septiembre, donde ella acudía, en virtud de su cargo, a representar a los municipios de la provincia de Cáceres ante su patrona, como presidenta de la diputación. Este año la eché en falta, imagino que la causa era ya la enfermedad que la ha llevado a la muerte, y de la que yo no tenía noticia. Por razones evidente de mis obligaciones pastorales, máxime en día tan señalado, no pude acudir a su entierro como hubiera sido mi deseo; por eso quiero que estas líneas, escritas torpemente a vuelapluma, lleven mi condolencia a su familia y al pueblo de Romangordo, y con el pésame el sufragio de la oración, que es en realidad, lo único que ya le será útil, a ella y a su familia.
Descanse en paz, porque sus obras la acompañan, la Excma. Sra. Dña. Mª del Rosario Cordero Martín, Presidenta de la Diputación provincial de Cáceres y Alcaldesa de Romangordo.
Juan Manuel Miguel
Sánchez
Párroco de Santa
María, de Don Benito
Párroco que fue de
Santa Catalina, de Romangordo
domingo, 27 de diciembre de 2020
UNAS JORNADITAS DIFERENTES
Cómo todo en este año, claro.
Nacieron estas
“Jornaditas”, hace nueve años en Santa María “copiando” una antigua practica
piadosa -conservada especialmente en algunos pueblos de Andalucía-, con el
deseo de mantener y fomentar el verdadero espíritu de las fiestas de Navidad,
tan vaciadas en nuestra época de su verdadera esencia.
Unos días antes de la Nochebuena (aquí lo hacemos los cinco días anteriores) en el altar se representa el camino de la Virgen y San José de Nazaret a Belén, para cumplir la ley y empadronarse; una estampa entrañable y preciosa, con artísticas imágenes en un idílico paisaje.
Al
finalizar la misa vespertina se tiene el “ejercicio” de la “jornadita”, con el
mismo esquema siempre: Canto introductorio “La Virgen sueña caminos”, breve
consideración espiritual contemplando los diferentes aspectos del camino de la
Sagrada Familia, canto de la aclamación “Cielos lloved vuestra justicia… “ y
villancico propio, qué cada día hace alusión a lo meditado en la “jornada”;
total diez minutos como máximo, para dejar paso a las “segunda parte” de las
Jornaditas, que en estos años ha consistido siempre en recitales de
villancicos, por diversos coros de nuestra ciudad o de pueblos cercanos, todos muy
aplaudidos y valorados; para finalizar, en el salón parroquial, convivencia
navideña en torno a los típicos dulces de estas fechas, para coristas y todos los
que quieren compartir un rato de distendida y familiar hermandad. De una manera
sencilla, se notaba en la parroquia que es Navidad, o lo que es lo mismo, que
Cristo ha nacido, porque “si hacemos fiesta cuando nace uno de nos, que no
haremos cuando nace Dios”.
Este año, por las
circunstancias de todos conocidas, hemos tenido que variar un tanto el esquema.
No hemos podido contar con la intervención de coros, ni lógicamente de la
posterior convivencia, pero sí que hemos podido “profundizar” más en el sentido
de la Navidad, gracias a los testimonios de varios seglares de los que
habitualmente participan en la vida de nuestra parroquia. Nos pareció que no
había por que suprimir las “Jornaditas”, que tanto ayudan a preparar y
ambientar la Navidad, con el recurso siempre bien acogido de las devociones
populares, sino darles un carácter quizás más recogido e íntimo. Y así ha sido.
Pedimos la colaboración de varios seglares, de los que habitualmente se mueven
en el entorno de la parroquia, y les pedimos que compartieran con nosotros, en
cada “Jornadita” su testimonio sobre un tema común: “Que es para ti la Navidad”.
La experiencia ha sido
preciosa, enriquecedora y un gozo escuchar en boca de laicos una verdadera
“predicación” navideña que a todos nos ha hecho mucho bien. Por ello muchas
gracias a Concha, José María, Gloria y Jesús. Ha sido un gozo escucharos y un
orgullo teneros como feligreses. Dios os pague vuestros servicios a la
feligresía de Santa María en las “Jornaditas” y en tantas y tantas actividades, nacidas
todas del amor a Jesús, manifestado en la carne en la Navidad.
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CONCHA |
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JOSÉ MARÍA |
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GLORIA |
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JESÚS |
martes, 22 de diciembre de 2020
CARITAS, LA CARICIA DE LOS CRISTIANOS DE NUESTRAS PARROQUIAS A LOS QUE PASAN POR MALOS MOMENTOS
Me pasó no ha muchos días en cierto establecimiento local. Dos personas, mientras la dependienta les despachaba, estaban hablando de Cáritas; mal claro; criticando el que “dan a quien no lo necesita” y “ayudan al que menos falta le hace”. Al ver entrar un cura, con educación que les retrata, alzaron el tono de su conversación para que me enterara bien del tema que traían entre manos; yo fijé mi vista en los géneros a por los que iba, como aquel con que el que no va la cosa, a pesar que el tono iba increscendo y era imposible sustraerse a la conversación: “Que si a fulanita le dan y a menganita que tienes menos paro no le dan; que yo sé muy bien que a fulanito que tiene un móvil estupendo le han pagado el recibo de la luz y a mi cuñado que está en silla de ruedas no; que me han dicho de buena tinta que algunos tiran al contenedor las bolsas de lentejas”… Que sé yo…, material de sobra para hacer un libro de las presuntas “injusticias” de Cáritas.
Aunque me estaba haciendo
propósito de “pasar” del tema, al final no me quedó mas remedio que intervenir:
.- “¿Oigan, ustedes
alguna vez han colaborado en algo con Cáritas?”
.- “No”, fue su
respuesta, en tono de triunfo, felices porque sus voces chillonas habían
producido al fin el fruto deseado.
.- “Pues entonces, si
ustedes no han aportado nada, no sé qué prendas les duele lo que hace Cáritas
con los recursos que voluntariamente le entregan sus bienhechores”.
Y añadí:
.- “Por cierto, a Cáritas
le harían falta voluntarios/as como ustedes, tan buenos/as conocedores/as de
las realidades sociales de sus vecinos; las puertas están siempre abiertas a la
colaboración, y yo en nombre de Cáritas les agradecerían que nos asesoraran en
lo que puedan”.
La conversación quedó
cortada de momento, y salieron del establecimiento sin ni siquiera decir “adiós”.
La labor de Cáritas es
silenciosa y muy desconocida aún dentro del entorno de nuestras parroquias;
cierto que la caridad no tiene que tocar trompetas, y que la mano derecha no
tiene por qué saber lo que hace la izquierda, pues el bien y la caridad -que
significa amor- requieren de mucha discreción, y no se debe utilizar nunca a los
pobres como propaganda de intereses mezquinos. Pero eso no quita que al menos, los
que mediante las colectas mensuales en las parroquias, las suscripciones fijas
como socios habituales, o los donantes esporádicos, tanto personas como
entidades, sepan la gigantesca labor de Cáritas, y me estoy refiriendo ahora en
concreto a las Cáritas Interparroquial de Don Benito.
Aquí os dejo un resumen
económico de los datos del ejercicio del pasado año, que son parte de un
tríptico editado por Cáritas Interparroquial, que recoge la amplia labor de
esta institución (dicho de paso, no estaría de más hacer una edición amplia
para repartir a todos en las parroquias), que es en definitiva la de la caridad
de la Iglesia Católica en nuestra ciudad.
Son números es verdad. Se
suele decir que los números son “fríos”, pero yo no lo creo, porque detrás de
los números hay muchos corazones; desde unos pocos euros depositados en las
colecta del primer domingo de cada mes en cualquiera de las cuatro parroquias,
hasta los donativos más cuantiosos de entidades poderosas, la verdad es que detrás siempre hay un corazón que siente la
necesidad de compartir con los hermanos mas necesitados, pobres y excluidos de
la sociedad. Por eso las cifras de Cáritas, me atrevo a decir, son uno de los
mejores baremos para medir el compromiso de la vida cristiana de una persona.
La situación de pandemia
ha traído mucha pobreza; en nuestra Cáritas, y es solo un ejemplo, se ha pasado
de atender a 262 familias, con la entrega de alimentos, a atender 370 familias.
Están acudiendo a los servicios de Cáritas personas que jamás pensaron que
tendrían que recurrir a esta institución. La pobreza nos puede afectar a
cualquiera en cualquier momento, pues la vida da reveses insospechados por
muchas seguridades que uno crea tener.
Cáritas siempre estará
ahí. Sin esperar agradecimientos de nadie, sin necesitar reconocimientos de
nadie, sabiendo que ejercer la Caridad
levantará siempre las críticas de los “bienpensantes”, que seguramente nunca
abrieron su monedero para compartir unas monedas, y mucho menos su corazón. Por eso mi
felicitación, gratitud y agradecimiento a los colaboradores (que son todos los
que proporcionan medios económicos), voluntarios ( colaboradores en las
distintas tareas) y trabajadores de Cáritas Interparroquial de Don Benito en
particular, y de Cáritas en general.
Ojalá que esta Navidad,
la crisis que padecemos no afecte ni al corazón ni al bolsillo, y Caritas pueda
seguir haciendo el bien de manera eficaz, con los defectos de toda institución
formada por personas, pero con el deseo se poner su granito de arena en superar
las situaciones de pobreza, y en poder “echar una mano” al que lo necesita.
Juan Manuel Miguel Sánchez
Párroco
miércoles, 16 de diciembre de 2020
SE ARMÓ EL BELÉN
Desde el pasado domingo "Gaudete" luce en nuestra parroquia, como todos los años, el Belén o Nacimiento (también, sobre todo en Cataluña, llamado "Pesebre").
Algunos quieren ver el origen de esta piadosa costumbre en aquella Nochebuena de Greccio, en que San Francisco de Asís, dando rienda suelta a sus sentimientos hizo celebrar la Santa Misa a un sacerdote (él solo era diácono) en una gruta, donde yacían un buey y una mula en medio del heno. En el Adviento del año pasado S.S. el Papa Francisco, quiso firmar en aquel lugar cercano a Asís una carta apostólica que lleva por titulo "Admirábile Signum", y que trata sobre la costumbre católica de preparar en Navidad los "belenes". En ella S.S. se refiere al Belén como "verdadero Evangelio", "manifestación de la ternura de Dios", y "actualización en el presente de la Navidad histórica".
Por todo eso que dice el Papa, y por mas, y porque lo único que hace el Papa en la carta es poner bellamente por escrito y consagrar lo que la Iglesia ha hecho siempre, el que esto escribe, siempre ha tenido especial devoción al "Nacimiento", y por todos los lugares donde ha pasado ha intentando fomentar la mas navideña de todas nuestras tradiciones, sobre todo con el ejemplo, es decir, instalando siempre en las parroquias el "Belén", y no como un adorno más sino como un verdadero "altar" navideño, y una catequesis para grandes y chicos.
He de confesar que a mi todos los belenes me gustan por simples y sencillos que sean; no se porque el misterio de la Navidad me atrae de forma especial; pero también hay que reconocer que, hacer o construir un "Belén" un tanto elaborado, lleva su tiempo y requiere sus técnicas.
Se dice que ser "belenista" es cosa de todo el año, y es cierto, pues aunque sea en los meses previos a la Navidad cuando todo va tomando forma concreta , la verdad es que es, después de la fiesta de Reyes, al desmontar todo, cuando se comienza de nuevo a pensar en el del próximo año.
En Santa María no contamos con un espacio amplio para poder montar un nacimiento de grande proporciones; la iglesia es pequeña y suele llenarse en las celebraciones navideñas, y por eso hay que ingeniárselas todos los años para que, sin quitar sitio a los fieles, "montar" un belén que sea digno del espacio sagrado y de lo que se espera del nacimiento de una iglesia.
Contamos con varias colecciones de figuras, que vamos alternando para no repetirnos. Este años ha correspondido el turno a las figuras de "Fontanini", que es una colección procedente de Italia, elaboradas en resina, pero muy bonitas por su finura, delicadeza y expresividad. Para ellas se ha preparado un decorado tradicional, del todo nuevo, que rememora los escenarios de sabor napolitano, tan del gusto de los nacimientos italianos.
Puede visitarse en la horas de apertura del templo parroquial, hasta después de la fiesta de Reyes. J.M
Aquí os dejamos algunas fotografías del proceso de elaboración, del resultado final y de algunos detalles de las figuras de este Belén.
ELABORACIÓN: