sábado, 4 de abril de 2020

SÉPTIMO DÍA DEL SEPTENARIO



STABAT MATER

La "secuencia" Stabat Mater (traducido del latín significa "Estaba la madre") es un himno católico del siglo XIII atribuido al fraile franciscano Jacopone da Todi. Esta plegaria, que comienza con las palabras Stabat Mater dolorosa (estaba la Madre sufriendo), medita sobre el sufrimiento de María, la Madre de Jesús, durante la crucifixión de Éste. Es una de las pocas "secuencias" que ha conservado la liturgia de la misa tras la reforma del Concilio Vaticano II. Es propia del 15 de septiembre, fiesta litúrgica de Ntra. Sra. de los Dolores y, por extensión, en la conmemoración del Viernes "de Dolores"

Stabat Mater es una de las composiciones literarias a la que más se le ha puesto música; cerca de 200 compositores diferentes. Múltiples compositores de distintas épocas, de género, de estilos y de visión musical han compuesto en base a este texto medieval. Entre los Compositores se cuentan Rossini, Franz Liszt, Krzysztof Penderecki, Giovanni Pierluigi da Palestrina, Francis Poulenc, Domenico Scarlatti, Antonio Vivaldi, Alessandro Scarlatti y Antonín Dvorák, siendo el más famoso el de Pergolesi.


Stabat Mater dolorosa
Iuxta crucem lacrimosa,
Dum pendebat filius.
Cuius animam gementem
Contristantem et dolentem
Pertransivit gladius.

O quam tristis et afflicta
Fuit illa benedicta
Mater unigeniti
Quae maerebat et dolebat.
Et tremebat, cum videbat
Nati poenas incliti.

Quis est homo qui non fleret,
Matrem Christi si videret
In tanto supplicio?
Quis non posset contristari,
Piam matrem contemplari
Dolentem cum filio?

Pro peccatis suae gentis
Jesum vidit in tormentis
Et flagellis subditum.
Vidit suum dulcem natum
Morientem desolatum
Dum emisit spiritum.

Eja mater fons amoris,
Me sentire vim doloris
Fac ut tecum lugeam.
Fac ut ardeat cor meum
In amando Christum Deum,
Ut sibi complaceam.

Sancta mater, istud agas,
Crucifixi fige plagas
Cordi meo valide.
Tui nati vulnerati
Tam dignati pro me pati,
Poenas mecum divide!

Fac me vere tecum flere,
Crucifixo condolere,
Donec ego vixero.
Juxta crucem tecum stare
Te libenter sociare
In planctu desidero.

Virgo virginum praeclara,
Mihi jam non sis amara,
Fac me tecum plangere.
Fac ut portem Christi mortem,
Passionis eius sortem
Et plagas recolere.

Fac me plagis vulnerari,
Cruce hac inebriari
Ob amorem filii,
Inflammatus et accensus,
Per te virgo sim defensus
In die judicii.

Fac me cruce custodiri,
Morte Christi praemuniri,
Confoveri gratia.
Quando corpus morietur
Fac ut animae donetur
Paradisi gloria.
Amen.

Traducido del latín, dice así:

Estaba la Madre dolorosa
llorando junto a la cruz
de la que pendía su Hijo.

Su alma quejumbrosa,
apesadumbrada y gimiente,
atravesada por una espada.

¡Qué triste y afligida
estaba la bendita Madre
del Hijo unigénito!

Se lamentaba y afligía
y temblaba viendo sufrir
a su divino Hijo.

¿Qué hombre no lloraría
viendo a la Madre de Cristo
en tan gran suplicio?
¿Quién no se entristecería
al contemplar a la querida Madre
sufriendo con su hijo?

Por los pecados de su pueblo
vio a Jesús en el tormento
y sometido a azotes.

Ella vio a su dulce Hijo
entregar el espíritu
y morir desamparado.

¡Madre, fuente de amor,
hazme sentir todo tu dolor
para que llore contigo!

Haz que arda mi corazón
en el amor a Cristo Señor,
para que así le complazca.

¡Santa María, hazlo así!
Graba las heridas del Crucificado
profundamente en mi corazón.

Comparte conmigo las penas
de tu hijo herido, que se ha dignado
a sufrir la pasión por mí.

Haz que llore contigo,
que sufra con el Crucificado
mientras viva.

Deseo permanecer contigo,
cerca de la cruz,
y compartir tu dolor.

Virgen excelsa entre las vírgenes,
no seas amarga conmigo,
haz que contigo me lamente.

Haz que soporte la muerte de Cristo,
haz que comparta su pasión
y contemple sus heridas.

Haz que sus heridas me hieran,
embriagado por esta cruz
y por el amor de tu hijo.

Inflamado y ardiendo,
que sea por ti defendido, oh Virgen,
el día del Juicio.

Haz que sea protegido por la cruz,
fortificado por la muerte de Cristo,
fortalecido por la gracia.

Cuando muera mi cuerpo
haz que se conceda a mi alma
la gloria del paraíso.

Amén.



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