domingo, 16 de marzo de 2025

SAN JOSE EN LA PARROQUIA DE SANTA MARIA



El 19 de marzo celebramos la solemnidad de San José, esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús. 

En la parroquia de Santa María de Don Benito, la devoción al santo patriarca ha sido tradicional desde la época misma de su fundación en 1896, por el gran obispo de Plasencia D. Pedro Casas y Souto. 

Veamos algunos testimonios que dan fe de ello:


ANTIGUO CARTEL DE CULTOS

Un cartel, sin fecha, pero datable por algunos detalles en los años cincuenta/sesenta del pasado siglo, nos da cuenta de los cultos que entonces se dedicaban a San José en la parroquia de Santa María y que eran la clásica novena, con misa por la mañana (no existía entonces la celebración vespertina) y exposición del Stmo. Sacramento, Rosario y sermón por la tarde, que era lo acostumbrado.

También, según nos han referido, la famosa Escuela de Artes y Oficios de Don Benito lo veneraba como patrón, celebrando su fiesta con misa, e incluso procesión algunos años, en la parroquia de Santa María.

Aunque esta devoción, como tantas otras, sufrieron el embate de la crisis que siguió al Concilio Vaticano II, sin embargo, se ha mantenido, e incluso reactivado un tanto en los últimos tiempos, gracias entre otras cosas al “Año de San José” (2021) que convocó el papa Francisco. 

Hoy seguimos honrando a San José, con la devoción de los "Siete Domingos", recitando sus letanías -verdadero tratado de josefología- como conclusión del rosario mariano todos los miércoles del año, y celebrando su fiesta con la solemnidad que podemos el 19 de marzo.

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ICONOGRAFIA DE SAN JOSE EN EL TEMPLO PARROQUIAL

La figura de San José está presente en la parroquia de Santa María  en varias representaciones escultóricas y pictórica:


1.- IMAGEN EN EL RETABLO DEL ALTAR MAYOR


Se trata de una imagen de las llamadas de Olot, devota y agradable, como es la imaginería de los talleres de aquella ciudad gerundense, de donde salieron innumerables imágenes religiosas que pueblan nuestros templos y hogares.  Fue adquirida en los años cuarenta del pasado siglo, tras la devastación sufrida en la Guerra Civil, que destruyó todo el patrimonio de la parroquia. Al erigirse el nuevo retablo fue colocada en la calle lateral del lado del evangelio.

2.- DESCANSO EN LA HUIDA A EGIPTO:  

Gran lienzo pintado al óleo, colocado en el lado de la epístola en el presbiterio de la iglesia, que reproduce la obra del mismo titulo del gran Bartolomé Esteban Murillo, cuyo original, pintado en 1665, se encuentra en la actualidad en el museo del Hermitage de San Petesburgo. En esta escena, San José, “custodio de la Sagrada Familia”, contempla embelesado la dulce figura del Niño Jesús, que ilumina con su luz y su tierna belleza toda la composición. 

3.- DESPOSORIOS DE LA VIRGEN CON SAN JOSE


Cómo el anterior es una muy buena copia del original de Murillo, pintado en 1660 y que se encuentra en la The Wallance Collection de Londres. Representa el momento en que la Virgen toma la mano de San José y su “desposorio” es bendecido por el sacerdote Zacarías, mientras el Espíritu Santo desciende sobre la pareja y la vara de San José rompe en flores. Es una escena que no se encuentra en las Sagradas Escrituras, si no que pertenece a las tradiciones recogidas en los apócrifos y que han servido de base para muchas representaciones artísticas.

Se encuentra colocado en el crucero del lado del evangelio, por encima de la hornacina donde se venera actualmente a San Gregorio.


4.- PEQUEÑO LIENZO DE LA SAGRADA FAMILIA


Pequeño lienzo moderno, pero pintado según las técnicas y gusto de la llamada escuela cusqueña, surgida en el siglo XVII en la ciudad virreinal del Cuzco, caracterizada por su originalidad en la interpretación de las escena religiosas, mezclando la tradición artística occidental, con la visión indígena de la realidad. 

La escena que nos ocupa representa a la Sagrada Familia de la tierra y a la Sagrada Familia del cielo en una composición triangular, en la que San José ocupa su puesto de “pater familias” al lado derecho del cuadro, tomando con una mano al Niño Jesús, y sosteniendo en la otra el clásico lirio u azucena símbolo de su castidad. Está colocado en crucero del evangelio, junto a la pila bautismal.


5.- EL SUEÑO DE SAN JOSE


Impresión digital sobre lienzo, que representa uno de los sueños de San José, en concreto el momento en el ángel que le revela que la criatura que hay en María, a la que se ve al fondo ensimismada en oración, viene del Espíritu Santo. Desconocemos de quien proceda la pintura original. Fue bendecido al finalizar el “Año de San José”, y colocado en un discreto lugar del crucero de la iglesia, como recuerdo perenne de ese acontecimiento.


6.- SAN JOSE DE "LAS JORNADITAS"


Imagen de unos 80 cm. de las llamadas "de vestir" o de bastidor, pues solo tiene talladas cabeza y manos, cubriéndose el resto con vestidos de tela natural. Forma parte, con la imagen de la Virgen de las "Jornaditas", culto que tiene lugar en los últimos días del Adviento, y luego forma parte del misterio que se coloca en el presbiterio durante la Navidad. Fue adquirida hace unos años al escultor Luis Sergio Torres Romero, y responde a los cánones del neobarroco andaluz. Durante el año se guarda y expone en la sacristía.


7.- BORDADO CON SAN JOSE


Curiosa pieza textil de finales del siglo XIX o principios del XX, cuyo origen desconocemos. Es un bordado de hilos de seda sobre raso blanco. Las caras de San José y el Niño Jesús son estampaciones en cartulina. Enmarcada, para su mejor exposición y conservación, está colocada en la sacristía.


8.- IMAGEN DE SAN JOSE EN EL CENTRO PARROQUIAL


De nuevo se trata, cómo la primera que hemos descrito,  de una imagen de Olot, es decir, una pieza de molde, elaborada con el material proprio de los talleres imagineros de Olot, que es la pasta-madera, invento propio que permitía la reproducción infinita, y relativamente económica, de imágenes mediante moldes. 


De los cuarenta talleres de imaginería que llegaron a convivir en Olot, hoy solo queda uno, pues estas obras fueron casi que "repudiadas" al sobrevenir los nuevos gustos postconciliares, achancándoseles que eran productos elaborados en serie, sin calidad artística, cosa que en parte es verdad; pero hay que reconocer a los antiguos artesanos de Olot su arte en el perfecto acabado de las piezas que, aunque de molde, se elaboraban y componían  una a una, siendo de gran calidad las policromías de carnaduras y los estofados sobre oro. 

Fueron tan populares estas imágenes que pueden encontrarse en iglesias de todo el mundo, y así mismo en los hogares, pues todo el catálogo imaginero tenia su replica, en pequeño formato, para el culto domestico; ¡quien no ha tenido o tienen en su casa algún Sagrado Corazón de Jesús, o imagen de la Virgen, o de algún santo de Olot.

Junto a este San José -que fue donado hace unos años al actual párroco- como tierno detalle que tanto llama la atención de los niños que vienen a catequesis, está el simpático burrito que sirve para llevar sobre sus lomos a la Stma. Virgen en los días de las Jornaditas.



9.- VIDRIERA 

Por último, también aparece la figura de San José en la vidriera que cierra y embellece el óculo de la fachada principal de la iglesia, colocada en 2020 por el deterioro de la anterior, que era de simple factura, al estilo de las que se conservan en el crucero.

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Sirvan estas breves notas descriptivas como pequeño homenaje de cariño y devoción a quien "al buen Jesús pudo ver si velos" y es por eso único y singular entre todos los elegidos. JM

miércoles, 6 de noviembre de 2024

Día de los mártires de la persecución religiosa: Benedicto Barbero


El 6 noviembre la Iglesia conmemora, con rango de memoria obligatoria, a los mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España que están ya en los altares. Multitud de santos y beatos, obispos, sacerdotes, consagrados y laicos dieron a Cristo el testimonio supremo del amor, martirizados en odio a la fe en España, entre 1931 y 1939, durante la persecución religiosa contra la Iglesia.

Benedicto Barbero, mártir de la esperanza

Don Benedicto Teodoro Barbero Bermejo, sacerdote, encabeza la lista de los mártires de la persecución religiosa en nuestra diócesis. Fue fusilado el 30 de septiembre de 1936. Don Juan Antonio Corrales Muñana recoge su trayectoria y sus últimas horas para el último número de la revista diocesana ‘Iglesia en Plasencia’

El pasado 30 de septiembre se cumplían 88 años del martirio, en Don Benito, de D. Benedicto Teodoro Barbero Bermejo, sacerdote diocesano, que encabeza la lista de los mártires de la persecución religiosa que tuvo lugar en nuestra diócesis. Natural de Serradilla donde nació el 15 de abril de 1879, realiza sus estudios en los seminarios de Coria y Plasencia, licenciándose posteriormente en teología en la Universidad de Salamanca. Es ordenado sacerdote el 14 de mayo de 1902 y desempeñó, antes de ser párroco de Santa María de Don Benito y arcipreste de dicha ciudad, los cargos de ecónomo de Cristina y de Santiago de Miajadas, las labores de vicerrector del Seminario Diocesano y profesor de metafísica.

Gozaba D. Benedicto de un gran prestigio en la ciudad. Sin embargo, esto no obstaculizó para que corriera la misma suerte que sus compañeros. El 19 de julio es recluido en su domicilio, donde permanecerá hasta su ingreso en la cárcel. De estos primeros días contamos con un testimonio excepcional, el mismo D. Benedicto, mediante cartas dirigidas a sus hermanos, nos narra lo que ocurre en la ciudad; aunque siempre matizando lo que a él o a su parroquia se refería, para que no se preocupasen por su situación.

El 20 de julio describe la situación de la ciudad como “soviet incruento”.  Habla de las primeras detenciones y de los grupos de milicianos armados que patrullan por la ciudad. También dice que el día anterior habían cerrado todas las iglesias, pero para no preocupar a su familia, les dice que de la suya se han “olvidado”, sin embargo, sabemos que todas fueron profanadas el 19 de julio.

El 21 escribe de nuevo a su familia diciéndoles que esa mañana había celebrado misa con toque de campanas incluido, por ser la única abierta en la ciudad. Don Benedicto no quería preocuparles; pero su iglesia ya había sido profanada y todo cuanto había en su interior, quemado o destruido, por lo que no pudo celebrar más en ella. Su familia nunca se podía imaginar lo que en realidad estaba pasando pues las noticias que llegaban a la zona nacional eran muy confusas, Don Benedicto trata en todo momento de tranquilizarles con el fin de que no tuvieran la tentación de ir en su búsqueda, ya que correrían un gran peligro.

Al día siguiente sale a visitar a su amigo Celestino, médico; y a la salida de su casa, unos milicianos le dan el alto y lo cachean mientras un joven le apunta constantemente con una escopeta. De nuevo, recomienda a sus familiares que no se les ocurra aparecer por allí, ya que la ciudad se había convertido en una “ratonera”, sin embargo, su intención es la de permanecer allí “pase lo que pase”, confiando en que los miembros del Comité lo respetarán.

A pesar de estar detenido en su domicilio, está informado de todo lo que ocurre en la ciudad; como la detención de alguno de los sacerdotes, o de los religiosos del Inmaculado Corazón de María; aunque, para no alarmar a su familia, atribuye los disparos que con frecuencia se oían a algo fortuito, “algunas escopetas serían de muelles ligeros”.

Hasta el 26 de julio goza de cierta libertad, pero a partir de ese momento se lamenta de que la situación es cada vez más complicada, por lo que decide permanecer todo el tiempo en su domicilio; al mismo tiempo que muestra sus dudas de que las cartas estén llegando a su destino, ante la falta de trenes o la demora de estos, o que sus cartas puedan ser intervenidas.

“Mientras tenga esperanza de salvar algo, no salgo de aquí”

El tres de agosto será la última vez que escriba a sus hermanos, en su carta hace toda una declaración de intenciones. Pone toda su confianza en Dios para que todo acabe lo antes posible. Espera que no tarde mucho en recuperarse la calma y le sea devuelta pronto la iglesia para poder volver a llevar a cabo las tareas pastorales, aunque reconoce que costará mucho esfuerzo; sin duda está reconociendo que todo había sido destruido. Y por último, su intención de ir a Serradilla en el mes de septiembre, si todo lo anterior se hubiese cumplido, pero “mas mientras tenga esperanza de salvar algo, no salgo de aquí, ya iré a casa cuando Dios quiera”.

No llegará a cumplir su deseo. El 6 de septiembre abandona su domicilio y es trasladado a la cárcel junto con los otros prisioneros. Antes de esto, tuvo varios ofrecimientos para abandonar la ciudad, pero rehusó de todos; incluso sus mismos captores le ofrecieron la posibilidad de ocultarse para no ser llevado a la cárcel, pero don Benedicto lo rechaza.

Una vez en la cárcel dedicará gran parte de su tiempo a la oración, de rodillas mirando al cielo, según sus carceleros; ya que estaba incomunicado en una celda apartado de los demás y, a pesar de los malos tratos que recibe en algunos momentos siempre mantendrá la serenidad de su rostro.

De nuevo se presenta ante él la oportunidad de poder salvar la vida. Estando enfermo el jefe de la prisión le ofrece la posibilidad de ser trasladado al hospital de la Cruz Roja, pero don Benedicto rechazará tal ofrecimiento.

“Sé que me fusilarán tarde o temprano”

Finalmente, la madrugada del 30 de septiembre es sacado de la cárcel junto con otros detenidos, en el camino pasarán cerca del hospital, los milicianos ofrecen de nuevo a don Benedicto la posibilidad de ingresar en él, pero él responderá: “Se que me fusilarán tarde o temprano, me voy ahora pues con mis compañeros que me necesitan más que nunca”.

Con el rosario en la mano 

Llegados al cementerio se consumó el crimen. A la mañana siguiente cuando fueron a enterrar los cadáveres, el cadáver de don Benedicto no estaba junto con los demás, la descarga de balas no acabó totalmente con su vida Había logrado incorporarse y, apoyado en la pared y con el rosario en la mano, entregó su alma a Dios.

Sus restos fueron depositados, junto con los demás asesinados, en una fosa común del cementerio, donde descansan en la actualidad.

Juan Antonio Corrales Muñana

Licenciado en Geografía e Historia, sacerdote y profesor de Historia de la Iglesia